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viernes, 13 de noviembre de 2020

DATOS SOBRE LA MÚSICA EN LIMA - siglo XVI

 DATOS SOBRE LA MÚSICA EN LIMA - siglo XVI

Libro de Cabildos de Lima - Biblioteca MLM


-Se asegura que entre 1532 y 1549 llegaron al Perú por lo menos trescientas mujeres calificadas de moriscas. Ellas transmitieron su cultura dejando un legado árabe visible en numerosos aspectos, como la vestimenta al estilo musulmán, las comidas, y la propagación de tonadas y danzas del Oriente (Cáceres Enríquez, 1995).

1541

  Carlos Villanueva Carvajal, en su investigación sobre constructores e instrumentos musicales durante la Colonia, ha hallado documentos notariales que señalan que la utilización de vihuelas en el Perú es muy temprana. Carvajal cita a Lockhart (1968) quien afirma que en 1541, un músico trajo consigo una vihuela "aforrada con marfil y plata" (Villanueva 2001: 113).

   Según Guillermo Lohman Villena el primer vihuelista que registra Lima, la capital del Virreinato, fue el músico portugués Francisco Lobato y López, llegado en el año de 1543. Le siguió el vihuelista aragonés Francisco Marcián Diáñez, más tarde Maestro de Capilla del Capitán Gonzalo Pizarro y vecino de Lima, hasta su muerte (Lohman 1945:16, también Barbacci 1949: 472, Echecopar 1992:3 y Villanueva 2001:113).

1549

El origen de la romería a Amancaes sería el año 1549, Antonio Cinteros, minero de Potosí establecido en Lima fundó el culto a San Juan de Letrán. Después de las ceremonias se iba a la pampa de Amancaes a cazar venados. Noticia aparecida en el diario“El Mundo” 1843 (Collantes, 1972)

1553

    Se comienza a celebrar, con música y danzas, el Corpus Christi. (En La música en el Perú 2007: 74)

1557

El 25 de julio se realizó la coronación de Felipe II. En Lima se celebró una misa con música de cantores y otra músicas (En La música en el Perú 2007: 79).

1561

   Diego López de Zúñiga y Velasco, Conde de Nieva, IV Virrey del Perú, tuvo en su Capilla al compositor y vihuelista de Jaén, Juan de la Peña Madrid y al también vihuelista y cantor Jerónimo Carrillo. Estos músicos conjuntamente con Lobato y López tocaban indistintamente en las ceremonias religiosas y en los saraos que el Virrey ofrecía a los cortesanos (Lohman 1945: 16. Citado por Echecopar 1992:3).

1563

Según informa David Tompkins en su libro Las tradiciones musicales de los negros de la costa del Perú en los registros de otra sesión (del Cabildo) de 1563 se anota que los negros tenían danzas con tambores en las calles públicas por lo que la gente no podía pasar entre ellos y los ruidos asustaban a los caballos. Estas quejas dieron como resultado la lectura por voceadores callejeros de ordenanzas dirigidas a los negros, donde se les decía que para tocar sus instrumentos y bailar sus danzas debían limitarse a la Plaza Mayor o a la Plaza de Nicolás de Ribera “El Mozo”. Sin embargo, a pesar de las críticas, las cofradías continuaron tomando parte en las ceremonias públicas por orden del cabildo y los negros tamborileros y los trompetistas indígenas llegaron incluso a anunciar la llegada de Lope García de Castro. (Tompkins 2011:26).
     
     En 1563 durante la festividad del Corpus Christi, se representó la obra teatral "Auto de la Gula" con música instrumentada por vihuelas y guitarras (José M. Gomez-Tabanera, Historia de la Conquista del Perú de William H. Prescott, Apéndice II, Colegio Universitario de Madrid, Ediciones Istmo 1986. (En Echecopar 1992:3).

   Se representa en Lima  un fastuoso auto sacramental de Alonso Hurtado con participación de música y danza de españoles y la de indios y negros (En La música en el Perú 2007: 74).


1564

En el Libro de Cabildos de Lima, se encuentra esta entrada:
"de vestir atabales y tronpetas
eneste cabildo se mando que atento esta çibdad haze fiesta e Regozijo como es Razon por la venida del señor presidente e an de sacar al Regozijo tronpetas y atabales y para semejante Regozijo an de salir vestidos los que an de tañer las tronpetas y atabales se proveyo y mando que el mayordomo desta çibdad de a los negros que tañeren los atabales a cada uno una chimiRa y cuperuça de tafetan y a los yndios que an de tañer las tronpetas a cada uno una manta ansi mismo de tafetan a costa de los propios y Rentas desta çibdad con la menos costa que fuere posible y se lo de todo hecho y ansi lo proveyeron y mandaron - - eneste cabildo se leyeron petiliones y lo provehido esta enellas y los dichos señores lo firmaron y se acabo este cabildo - - Juan maldonado de buendia - carauantes de maluelas lorenlo estu-piñan - melehior de brizuela - - francisco de ampuero - - el li-cenliado Ruiz destrada - - alonso de rrybera - - hernan gonza-lez - - lorenlo de aliaga - - ante mi - - nicolas de grado escrivano publico y de cabildo - - -

1568

     El arzobispo Loayza creó una escuela de canto (En La música en el Perú 2007: 79).

1575

    En las Ordenanzas de Lima de 1575 se reglamentó el oficio de constructor de instrumentos en el Virreinato del Perú

1585

    En la fiesta de Corpus Christi participaron cofradías de indios y negros. Fiesta dirigida por Francisco de Morales (En La música en el Perú 2007: 79).

1586

En el libro de cabildos, en 1586 se lee:
E que asimismo se aperciba a los mayordomos de las cofradías de los mulatos y negros que ay en esta ciudad que saquen sus dancas como son obligados y lo suelen hazer otros años y lo mismo a los indios que tienen cofradía (LCL X: 343. Citado en Tompkins 2011: 25).
1590

6 de enero. Entrada en Lima de García Hurtado de Mendoza, acompañado de 200 personas, seis músicos y su esposa Teresa de Castro y de la Cueva, (En: Lohmann Villena, 1941)

1595

1° de julio En el Archivo Histórico del Arzobispado de Lima, (AHAL), Serie Documentos Empastados 1541-1927, Nº 49: COF-027, 1 592-1613 Lima-San José (catedral), Libro de la cofradía del señor San José de la Catedral de Lima, foja 210. Ordenanzas del oficio de carpinteros de la Ciudad de los Reyes se encuentra esta ordenanza:
Ordenanza nº 29, de los violeros las piezas que han de saber"

1597

En agosto de 1597 Pablo J. de Arriaga SJ, desde la “ciudad de los Reyes” escribió una carta de al general de la orden, Claudio Aquaviava, donde señala:
"Este pueblo [Santiago del Cercado], que está fuera de Lima, es todo de indios, donde se reducen para que tengan más doctrina los que avían de andar sin ella de una parte a otra descarriados; y en edificio y servicio de iglesia, por tener muy buena música de instrumentos [el resaltado es mío] con la qual se celebran todas las fiestas en la ciudad de Lima, puede ser exemplo y dechado de todos los demás pueblos del Pirú. A los indios se acude no sólo remediando sus necessidades espirituales sino también las corporales; especialmente este año que por razón de una pestilente enfermedad que afligió grandemente a este pueblo y sacó a muchos desta vida, no solamente acudían al remedio de sus almas los dos Padre a cuyo cargo está esto, sino así ellos como el Padre Rector acudían a servilles en el hospital que está pared en medio de nuestra casa". (MP VI:354. Publicado en Coello 2002:207).

1598

En esa época Lima ya era una ciudad multiétnica. No puede sorprendernos entonces la mención que hace Mateo Rosas de Oquendo en su obra Sátira a las cosas que pasan en el Pirú en el año de 1598 de instrumentos musicales y danzas que se tocaban y bailaban en Lima en ese entonces. El autor menciona los atabales que tocaban los negros; las valonas que se danzaban y los zambapalos que se tocaban; las guitarillas, harpas, vihuelas y discantes que se tañían. Nos informa también que las doncellas bailaban el sarbapalo y el Puertorrico, la zarabanda y la valona, la churumba y el taparque y la chacona y el totarque. De la mayoría de estas danzas no tenemos mayor noticia, podría asumirse que unas fueron danzas traídas por los conquistadores de España y, otras, danzas mestizas traídas de Centroamérica y quizás alguna surgida en el Perú.

domingo, 7 de junio de 2020

LA PRIMERA PARTITURA IMPRESA EN EL PERÚ


    Dos italianos son los iniciadores de la imprimería musical en el Perú. El primero es Inocencio Ricordi quien llegó al Perú en 1848, hijo del propietario de la Casa Riiordi de Milán, abrió en Lima una Casa de Música. Rodolfo Barbacci  en sus "Apuntes para un Diccionario Biográfico Musical Peruano" (Fénix N°6, 1949) escribe:
 
RICORDI, INNOCENZO: Bajo bufo de la compañía lírica italiana que llegó a Lima en 1848. Tuvo poca actuación como cantante, pero en agosto de 1848, junto con Balicco instaló una Casa de Música y valiéndose de su parentesco (hijo) con el propietario de la célebre Casa Ricordi de Milán la convirtió de inmediato en la mejor surtida de Lima. En diciembre de 1849 la amplió, trasladándola al principal de la casa de la Calle Mercaderes 273 y ya no está en sociedad con Balicco. En julio de 1851, "por motivo de intereses", anuncia el traspaso de su negocio de música (música, estampas, cuadros, papeles, dibujos, pianos de Herz y otros instrumentos), pero en setiembre anuncia la llegada de nueva música impresa en gran cantidad, y repite el aviso en diciembre. En 1855 sigue anunciando novedades recibidas. En 1858 y 1860 está en la Calle Mantas N° 212 (o 203). En enero de 1863 anuncia que se ocupa de copias y arreglos de música y da su domicilio particular, siendo probable que ya no tenga el negocio (Barbacci 1949: 491).


   En "El Comercio del 20 de enero de 1857 hemos ubicado el siguiente aviso:


MÚSICA Y PIANOS— Antiguo y acreditado almacén de música, útiles de escritorio, cuerdas romanas; libros, estampas, cartas geográficas de todo el mundo, dibujos para bordar en esterlín, nueva invención inglesa instrumentos de todas clases; se graban tarjetas y sellos, y se imprime toda clase  de música, calle de las Mantas Nº212, frente a las “peluquerías francesas"
El dueño de tan acreditado almacén, tiene el honor de avisar a todos los maestros señores y señoras aficionadas al bello arte musical, que acaba de recibir de Italia un nuevo surtido de óperas para tocar y cantar en el piano de todos los autores antiguos y modernos, todas “originales y no extractos" como también variaciones, fantasías, rondos, tocatas, etc., etc. de todos los maestros los cuales su precio en venta es de CUATRO reales y no de OCHO reales cada uno como se vendía antes: al mismo precio de 4 reales cada una se encuentran también en venta toda clase de polkas, mazurcas, schottiscb, valses, galopas y cuadrillas las más modernas. Muchas piezas sueltas  de las zarzuelas y otros bailes españoles, Sé da (a todos los aficionados y aficionadas al arte musical) GRATIS un catálogo de todas las piezas que están en venta al por mayor y menor a precio más barato que nadie.
  Los que me compraren el valor de 8 rs o 2 rs recibirán en REGALO dos piezas de piano o canto: los que compraren por el valor de seis pesos, se les REGALÁRÁ un álbum para el piano o para canto, se aumentará el regalo o prima, según la mayor cantidad de la compra.
 Los aficionados que deseen hacer imprimir sus composiciones musicales, pueden acercarse á mi almacén, ver la imprenta y tratar conmigo; ya están grabadas e impresas tres piezas al uso de mi casa en Milán.
Los que deseen comprar buenos pianos verdaderos ingleses y franceses de primera orden, pueden pasar á verlos en mi almacén calle de las Mantas Nª 211 frente a las dos peluquerías francesa.

I.  Ricordi.


"El Comercio" 20.01.1857


   El segundo es Reynaldo (Rinaldo) Rebagliati, mayor de dos hermanos (Hércules y Claudio) músicos como él que llegaron al Perú en 1967. En 1871 viajó a Europa con el fin de traer una imprenta musical:


REBAGLIATI, REYNALDO: Violinista, compositor y director de orquesta, hermano mayor de Claudio, que llega con él a Lima, proveniente de Chile, en abril de 1863  (...). En junio de 1871 se anuncia su partida para Europa a fin de traer una imprenta musical con la cual pudiera editar obras de autores nacionales y extranjeros, pero a mediados de julio toca en la orquesta de la compañía de ópera. La imprenta llegó en setiembre de 1872 (ver Claudio R.) pero como ya no firmaba los avisos de la casa de Música, le llegó "al señor Francia" con todos sus implementos y una persona muy diestra traída especialmente de Europa para dirigirla (Barbacci Id: 490)


Los hermanos Rebagliati Ricaldone: Ércole, Claudio y Rinaldo 
[Imagen: cortesía Augusto Rebagliati] - INFOARTES


     En el periódico ilustrado "El Correo del Perú" publicado el 1° de julio de 1872, numero dedicado a la Exposición Nacional que se inauguró ese año, aparece la partitura de "La Seductora" "Danza Nacional compuesta para “El Correo del Perú”  por el señor Reynaldo Rebagliati". Al final de la partitura se lee: 

ADVERTENCIA
Esta pieza, ha sido trabajada, bajo la dirección del Editor, por los señores Adolfo Cordiglia y Vicente Molina, que jamás habían tomado en sus manos un tipo de música. Ponemos esta advertencia porque es la primera vez que se hace en el país un trabajo de esta clase, y es justo que el mérito sea siempre conocido.

"El Correo del Perú" 01.07.1872

Una referencia auditiva de la partitura puede escucharse en este enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=YmK4wRKWAc4



  Tenemos que señalar que en 1631 se imprimió en Lima el  Ritual formulario, e institucion de curas, para administrar a los naturales de este reyno, los santos sacramentos del baptismo, confirmacion, eucaristia, y viatico, penitencia, extremauncion, y matrimonio, con aduertencias muy necessarias obra del bachiller Juan Perez Bocanegra. En el se encuentra la partitura de "Hanan Pacha", por lo que  "La seductora" vendría a ser la primera partitura impresa en el Perú republicano.


Hanan Pacha, Lima 1631
 https://archive.org/details/ritualformulario00pr/page/708/mode/2up



lunes, 18 de mayo de 2020

LOS POBLADORES ANDINOS DE LIMA Y SU MÚSICA: 1535 - 1790

  

LOS POBLADORES ANDINOS DE LIMA Y SU MÚSICA: 1535 - 1790

Luis Salazar


Se ha dicho que el origen español de la Ciudad de los Reyes es motivo suficiente para que se considere extranjeros a los fundadores, y solo a ellos, como los únicos componentes de la población de la Ciudad al comienzo de su existencia. Ante el concepto estadístico y geográfico, tal argumento no tendría justificación si se conociera el número de indígenas que participaron en la tarea de formar la nueva Ciudad (…). (José Barbagelata, En: Browley y Barbagelata 1945: 50).



1.- LA TEMPRANA PRESENCIA DE LOS POBLADORES ANDINOS EN LA CIUDAD DE LIMA


Para documentar la temprana presencia de pobladores andinos en Lima me he apoyado en los trabajos de autores que han consultado y analizado fuentes coloniales: Charney (1888, 2001) y Cárdenas Ayaipoma (2012); otros trabajos me han permitido ubicar fuentes históricas y libros que no se encuentran en bibliotecas peruanas, alguno de los cuales están disponibles en versiones digitales.[1] También he utilizado Los Libros de Cabildos de Lima y algunas “relaciones de fiestas” a las que he podido tener acceso. La diversidad de fuentes consultadas, si bien es cierto individualmente ofrecen datos fragmentarios, me han permitido una visión bastante amplia, la misma que ha sido mediatizada—no podría ser de otra manera—por mi interpretación de los hechos.

La mayoría de  historiadores coinciden en señalar que como producto de la conquista y la presencia de los conquistadores que fundaron la “ciudad de los reyes” la población indígena del valle de Lima disminuyó drásticamente. Sin embargo apenas fundada, la entonces llamada “ciudad de los reyes” se convirtió en un fuerte polo de atracción, lo que generó una temprana migración de la población indígena, incluso de lugares bastante apartados.

Algunos investigadores han afirmado que los pobladores indígenas de Lima se aculturaron y se integraron a la cultura dominante. Ciertos  relatos apoyan esa versión ya que, sobre todo los caciques, desde el siglo XVI, se convirtieron en “ladinos” (hablaban español), algunos tenían esclavos,  se  vestían a la manera española y estaban autorizados a montar a caballo y portar armas. Este trabajo comparte el punto de vista del historiador Paul Charney  para quien el problema fue mucho más complejo. Charney hizo esta pregunta:
¿Pudo haber cualquier tipo de reproducción o supervivencias culturales en el valle de Lima donde el contacto español-indio era más intenso, la despoblación desastrosa, y la penetración de la economía de mercado abrumadora? La respuesta es afirmativa si el valle de Lima no es visto como un lugar donde todos los indios simplemente pierden su identidad. (Charney 2012:XIX)

Para Charney el hecho que los indios urbanos circulaban en el mismo espacio físico y cultural dio como resultado  el mantenimiento de una gran comunidad india, incluso una sociedad india organizada en muchos aspectos, como la española.  Los españoles impusieron a los indígenas una “etiqueta étnica artificial” (“nación índica” o “república de indios”) lo que permitió a los grupos colonizados y segregados, como los indios de Lima, proseguir la formación de sus propias redes y organizaciones sociales; incluso las instituciones creadas por los españoles brindaron mecanismos que posibilitaron la reproducción de  una identidad étnica. La creación del pueblo de El Cercado, las cofradías de indios, “las fiestas de los naturales”, y la no tolerancia de los matrimonios inter étnicos, contribuyeron a eso.

La fundación de Lima

                Los libros de cabildos de Lima (en adelante LCL) se inician en el año 1534, relatando las dificultades que para sobrevivir afrontaban los pobladores de la ciudad española de Jauja, primera capital del Perú. Uno de los problemas eran los ataques de los “indios yanaconas” quienes so pretexto de hacer “taqui”[2] hacían y organizaban muchas "ruindades y bellaquerías", incendiando los bohíos de los españoles:
este día[3] estando en el dicho cabildo e ayuntamiento los dichos señores Justicia e Regimiento dixeron que por quanto los yndios e yndias yanaconas que sirven a los españoles fazen taqui de noche de lo qual es grand perjuizio de los vezinos desta dicha cibdad por cabsa que los dichos yndios en el dicho taquyn fazen e comunican muchas Ruyndades e vellaqerias / por donde se pone fuego a los bohios de los españoles por Robar por lo qual los dichos vezinos Reciben grand perjuizio a cabsa de no tener bohios en que beuyr e por quitar tan mala costumbre e por ebitar todas las cosas suso dichas acordaron que los yndios e yndias que fueren tomadas en el taquyn fuera de bohio de español que los puedan matar syn pena/ ansy la Ronda como otro qual quier español que lo quysiere yr a castigar / lo qual lo pueda fazer syn pena nynguna/ e asy dixeron que lo mandavan e mandaron e firmaron de sus nonbres/ (Rúbrica de Francisco Pizarro)/ Juan margovejo/ sevastian de tales/ garcia de salzedo / rodri o de macuelas/ gregorio de sotelo – (LCL I:4).

                El 29 de noviembre de ese año, en una nueva sesión del cabildo, se comenzó a discutir la posibilidad de trasladar la ciudad a los “llanos”. El 4 de diciembre, expuestos los motivos,  se acordó:
mudar el dicho pueblo enesta provincia de pachacama en el asyento del cacique de lima porque me parese que esta en comedio de tierra donde los dichos yndios puedan servir con poco trabajo e mejor sostenerse e por estar como esta junto a el muy buen puerto para la carga e descarga de los navios que vinyeren a estos Reynos para que de aqui se provean de las cosas nescesarias (…) (LCL I:10).
               
                A principios de enero de 1535 una comisión recorrió el valle del Rímac y eligió el lugar en el que el lunes 18 de enero de ese año se fundó la nueva ciudad con el nombre de “ciudad de los reyes”:
por que conviene al seruido de su magestad y bien y sustentacion e poblacion destos dichos sus Reynos e conservacion y conversyon de los caciques e indios dellos e para que mejor e mas presto sean endustriados e Reduzidos al conoscimiento de las cosas de nuestra santa fee catholica por lo qual en nonbre de sus magestades como su governador y capitan general destos dichos Reynos despues de ayer fallado el dicho sytio / con acuerdo e pareger de los dichos señores ofigiales de su magestad que presentes se hallaron e del dicho Rodrigo maguelas mandava e mando que el dicho pueblo de xauxa y ansy mismo el de san gallan porque no esta en asyento conviniente se pasasen a el dicho asyento e sytio por quanto quando el dicho pueblo dé xauxa se fundo el sabia que la tierra no estaua vista para que el dicho pueblo estuviese mejor fundado/ el hizo la dicha fundacion del con aditamento e condicion que se pudiese mudar en otro lugar que mejor le pareciese/ e porque agora como dicho es conviene que de los dichos pueblos se haga nueva fundagion / acordo e determino de fenecer e hazer e fundar el dicho pueblo al qual mandava e mando que se llame desde agora para sienpre jamas la cibdad de los Reyes [el resaltado es mío] el qual hizo en nonbre de la Santisima trinidad padre hijo e espíritu santo (LCL I:13-14).

                Hecho esto, se procedió a trazar el lugar donde debería estar la iglesia a la que puso por nombre Nuestra Señora de la Asunción y luego al reparto de los solares. Porras Barrenechea (1935) dice que se agregaron a los fundadores treinta españoles que vinieron de San Gallán y veinticinco indios de Jauja. Por su parte, Juan Browley considera que en el acto fundador estuvieron presentes algunos personajes no registrados en las crónicas:
Con respecto a la presencia de indios naturales, cabe admitirla, pues habrían concurrido al acto los caciques y principales a quienes se preguntaba si la erección que se consumaba no les producía perjuicio o daño. (…) Cabe también saber que en la fundación hubo negros esclavos de los conquistadores y una mujer por lo menos, la morisca Beatriz. (Browley 1935: 53)
               
Los tiempos iniciales en la Ciudad de los Reyes

La fundada “Ciudad de los Reyes” creció a costa de la expoliación de las tierras y riquezas de los naturales de los alrededores. Al estar cercana al río Rímac y contar con un sistema de canales para regadío la obtención de agua no fue un problema mayor. Lo que sí era difícil de conseguir fueron la leña y el carbón para cocinar y madera y piedras para hacer las edificaciones, lo que se hacía mediante el saqueo de las propiedades de los pobladores del valle, originándose un proceso de despoblación. Estos problemas los podemos conocer haciendo una lectura de los Libros de Cabildos de Lima, los mismos que nos dan una idea de cómo fueron sus tiempos iniciales. 

El 30 de enero de 1535, apenas 12 días después de fundada la ciudad,  el Cabildo se ocupó del hecho de que,  los españoles, sus esclavos negros y los indios a su servicio, cortaban árboles frutales de las propiedades de los “indios comarcanos” (los que vivían cerca de la ciudad) causándoles evidente perjuicio. Por lo que se acordó la prohibición y una multa de veinticinco pesos para los españoles y cincuenta azotes para los negros o indios que lo hicieran:
 (…) en este día los dichos señores dixeron que porque destacibdad se funda agora nuevamente e para fazer sus casas algunas personas cortan arboles de fruta para sus casas o los mandan a cortar a sus negros e yndios e yanaConas lo cual es perjuizio de la cibdade de los yndios comarcanos a ella / por tanto que porque lo susodicho de aquí adelante no se haga hordenaron e mandaron que ninguna persona vezino ni morados estante ni avitante en esta dicha cibdad pueda cortar ny corte ningún árbol que sea de fruta ny lo mande cortar en todo este valle / ny tampoco corte otro árbol verde ninguno que los yndios tengan cabe sus buhios so pena de por cada vez pague veinte e cinco pesos de oro/ e sy de una vez cortaren más de un arbol que por cada un arbol paguen los dichos veinte e cinco pesos / e que si yndio o negro lo cortaren sin mandárselo su dueño que le den cincuenta azotes atado a un árbol… (LCL libro I: 17).

La población indígena de los alrededores sufrió todo tipo de abusos por parte de los conquistadores, sus negros esclavos y también de los indígenas aliados de los españoles. En LCL se lee  que en sesión del 23 de abril de 1535:
Ordenaron e mandaron que ningund herrero ny otra persona enbie ningund negro ny yndios a fazer carbón (…)
Ordenaron e mandaron que ningund mande coger ny cojan sus negros ny yindios hoja de mahiz para cavallos (…)
Otrosy ordenaron y mandaron que ningund negro sea osado de tomar ny traer ningunos yndios contra su voluntad cargados de yerva ny leñados de las estancias a esta ciudad ny les entren en sus casas a tomar lo que tuvieren so pena de cien azotes….
Otrosí ordenaron y mandaron que ningún cristiano de a pié ni de caballo ni negro sea osado de salir ni salga de esta ciudad a ranchear[4] a parte ninguna sin licencia del señor gobernador ni su teniente general so pena de diez pesos de oro al español aplicados en la forma susodicha y que al negro le sean dados cient azotes. (LCL libro I: 23)
Ya en esos meses, vivían en Lima y sus alrededores, “negros cimarrones” e “indios” que eran escondidos por otros. El Cabildo se vio obligado a ordenar “que ningún negro ni negra sea osado de tener ni tenga encubierto ni escondido a otro negro ni negra ni indio ni india que sea de su amo y anduviere huido so pena que al negro o negra le sean dados cien azotes”. (LCL Libro I: 24).

Es necesario recordar que en esos tiempos se vivía una situación de convulsión y de guerra a nivel de todo el territorio. Lima no escapó a esto y en agosto de 1536 fue sitiada por 25,000 guerreros al mando de Titu Yupanqui. Los españoles ayudados por los indígenas llevados en su auxilio por Contarhuacho, cacica de Huaylas y madre de Inés Huaylas la concubina de Pizarro, repelieron el ataque y los derrotaron. Es quizás sorprendente encontrar en los libros del cabildo, sólo meses después, que a algunos caciques “de la sierra” que habían tomado parte de los alzamientos contra los españoles y que habían sido llevados como prisioneros a Lima se les otorgara tierras en los límites de la ciudad para que puedan cultivarlas sin perjudicar a los “indios yungas” hasta que “se pacifiquen estos reinos”. En sesión del cabildo del 11 de setiembre de 1536 se lee:
yndios de la sierra tierras en que labren myentras se unifique el Reyno-e luego su señoría dixo que por cuanto  en esta cibdad estan presos los caciques de Hernán Gonzales alcalde y de Antonio Picado y del licenciado Benito de Carvajal y de Rodrigo de Mazuelas que son de la syerra para el alzamiento que se ha fecho de los yndios en estos Reynos e tienen necesydad de tener tierras a donde syenbren e cojan e tengan sus casas ecomydas porque an de estar algunos días en esta en la dicha prisyon e porque no hagan daños a los yndios yungas que sirven por tanto que para que se les de tierras en que labren e syenbren e cojan para que su señoría y mercedes manden dar nonbravan y nonbro al dicho Hernán Gonzales e a Nicolás de Ribera Regidor para que vean las tierras que ay en los términos de esta ciudad e en la parte menos dañosa a los yndios yungas se les de las dichas tierras a cada un cacique de los susodichos para que syenbren e cojan e tengan sus casas e comidas hasta que se pacifiquen estos Reynos – (LCL Tomo I: 103).

Juan Bromley afirma que “en enero  de 1538, a pedido del licenciado Benito de Carbajal, el cabildo acordó otorgar cuatro solares a cada vecino que tuviere repartimiento de indios, para asiento de sus caciques, medida que obedecía a  que los encomenderos tuvieran lo más cerca a su residencia a los jefes indígenas” (Op. cit.: 81-82). El mismo Bromley nos informa que en “1539 se dispuso que todos los que tenían asientos de caciques cerca de la población, los alojasen cerca del núcleo central de la ciudad debiendo los nuevos asentamientos estar distanciados unos de otros, cuarenta pies. Una nota al pié agrega que la antigua calle de Pachacamilla, en el barrio del cercado y la actual del mismo nombre en el barrio de Las Nazarenas, revela la ubicación de los indios comarcanos de Pachacamac”.

Como es sabido, en  los años posteriores a la conquista española hubo un dramático descenso de la población indígena del Tahuantinsuyo. Entre las causas de la despoblación se ha señalado la mortandad originada por las epidemias de viruela y otros males traídos por los españoles. Aunque los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre el peso de este fenómeno en relación a las otras causas, a todas luces salta a la vista que las condiciones de explotación y expoliación a que fueron sometidas las poblaciones indígenas fue una de las principales causas.

Este fue el caso para el valle de Lima, en el cual hubo un proceso despoblamiento durante la segunda mitad el siglo XVI. Noble David Cook, John Rowe y C. T. Smith se han  ocupado de este tema y recientemente Mario Cárdenas Ayaipoma. Cárdenas Ayaipoma muestra las dificultades que existen para tener una idea clara sobre el despoblamiento, ya que entre los autores mencionados existen discrepancias sobre la magnitud de este fenómeno. Las cifras dadas por esos investigadores han sido  elaboradas en un cuadro por Cárdenas Ayaipoma:


ROWE
COOK
SMITH

1530
1571
RATIO
1530
1571
RATIO
1530
1571
RATIO
Chillón, Rímac y Lurín
30,000
1,875
16.1
25.830
9,200
28.1
30,000
900
33.1
Lima (Hunucuraca
de Maranga)
10,000
625
16.1
8,610
3,070
28.1
10,000
300
33.1
Cacicazgo de Taulichusco
2,000
125
16.1
1,722
615
28.1
2,000
60
33.1

CUADRO COMPARATIVO DE DESPOBLAMIENTO
(Tomado de Cárdenas Ayaipoma 2012:97)

Conforme pasó el tiempo la “Ciudad de los Reyes” se convirtió en un centro de atracción. Los más ricos encomenderos se instalaron en ella y aparte de construir sus casas comenzaron  a financiar  la  construcción de fastuosos templos y  muchos conventos y beaterios creando necesidad de mano de obra. Se  creó un mercado laboral y pronto sugirieron y se multiplicaron los gremios, formados en un primer tiempo sólo por españoles, pero no se abastecieron y hubo necesidad de mano de obra indígena. Comenzaron a llegar indígenas de las más diversas regiones. Si la población aborigen del valle de Lima, como lo han mostrado las investigaciones disminuyó hasta casi desaparecer, los migrantes ocuparon su lugar.

También es de destacar el crecimiento de la población de negros esclavos. Bowser (1977) , citado por Cárdenas Ayaipoma (2012:47), calcula que para 1549 había en la ciudad 1.034 negros de diversas edades y sexos; que entre 1545 y 1554 se importaron 500 y que en 1593 ya había unos 6,600 negros esclavos. Contrariamente a lo que es una idea generalizada: la “solidaridad entre explotados”, entre los negros esclavos e incluso los horros y los indígenas de Lima y alrededores continuó dándose una situación de conflicto y abusos ya que los esclavos tomaban la misma actitud que sus amos con respecto a los indígenas. Entre las ordenanzas hechas para el gobierno de la “ciudad de los reyes” en 1551 por el Rey Carlos V tenemos algunas referidas a esta situación:[5] 
7. - Otro sí: Por que de entrar los Negros, y Negras en el Tianguez[6] acontratar conlos Indios, se havisto eldaño y desasosiego quese causa alos naturales porque los roban, y toman loquetienen. Por tanto; ordenaron é mandaron que de aqui adelante ningun Esclavo Negro, ni Negra, ni horro pueda entrar, ni entre en Tianguez acontratar conlos Naturales, sopena deun peso deoro parad Alguazil quelo prendiere. (LCL 1888: 52).
(…)
27. — Otro sí: Vista la desorden que en esta ciudad, y sus terminos ha avido, y ay en los Negros, é Negras, assi libres como Esclavos de servirse de Indios, é Indias, mui sueltamente aun muchos de ellos las tienen por Mancebas, y las tratan mal, o las tienen presas, e para remediar lo susodicho ordenaron é mandaron que de aqui adelante ningun Negro, ni Negra de cualquier calidad é condicion que sea osado detenerse ni servirse de Indio, ni de India en esta ciudad, y sus terminos, so pena al Negro que fuere allado tener India ó servirse de ella, le sea cortada su natura, y si se sirviese de Indio le sean dados 100 azotes publicamente, y si fuere Negra si fuere Esclaba, por la primera vez le sean dados 100 azotes, e porla segunda cortadas las orejas, y si fuere libre, por la primera vez le sean dados 100 azotes, y por la segunda destierro perpetuo de estos Reynos, y mas que tenga el Alguazil o Persona que denunciare delo susodicho 10 pesos de pena, los quales le sean pagadas de qualquier Bienes que se hallaren de los dichos Negros y Negras, o de gastos de Justicia no se les hallando Bienes, e porque lo contenido en la dicha Ordenanza aya mas cumplido efecto, ordenaron, e mandaron que los Señores de las tales Esclavos, y Esclavas no consientan, ni den lugar a que los tales Esclavos tengan Indios, ni se sirvan de ellas e tengan gran cuidado de que anssi se haga, so pena de 100 pesos e que no puedan decir ni alegar que no lo saben, ni que no vino a su noticia. (LCL 1888 III: 55)

Mario Cárdenas Ayaipoma (2014) ha encontrado valiosos datos que muestran cómo, en el primer siglo de existencia de Lima, ante la despoblación del valle, indios de diversas regiones llegaron a Lima para trabajar en el servicio doméstico y otras ocupaciones. Alexandre Coello por su parte afirma que a finales de 1560 Lima se había convertido en un polo de atracción del nuevo mundo. Coello (2006: 55) dice que según las Relaciones geográficas de las indias en Lima vivían dos mil españoles (de los cinco mil residentes en el Perú) y mil indios yungas y yauyos iban a trabajar periódicamente a la ciudad como jornaleros (Relaciones… 1965:153)

El Pueblo del Cercado

          La dispersión de la población indígena era un gran obstáculo para la vida política y para su adoctrinación religiosa por lo que ya en 1536 una real cédula mandó a los encomenderos que juntasen a los indios en "reducciones", como había sugerido fray Vicente de Valverde y aconsejaba la experiencia de las Antillas. La necesidad de los conquistadores de imponer  su control económico y político y la necesidad del “adoctrinamiento”[7] de los “naturales” fueron el motivo de que se dispusieran las “reducciones de indios”. Los pobladores de Lima no escaparon a esto. Como se ha visto supra, Lima era, a los pocos años de fundada, un polo de atracción para los indígenas no sólo de los lugares cercanos a Lima, sino en algunos casos de lugares más distantes.  A fines de la década de 1560 el número de indígenas habitantes en Lima y sus alrededores (más de mil habitantes permanentes y tres mil estacionarios)  se convirtió en un problema por lo que se iniciaron las acciones para “reducirlos”. Lynn Lowry, en su estudio sobre religión y control social en la colonia, señala que un motivo urgente para la reducción era que a Lima bajaban los inviernos "tres mil yndios serranos para servicio de las sementeras y otras cosas necesarias al pueblo, los quales ni tenían dónde recogerse sino por aquellos campos, ni quien les acudiese en sus enfermedades sino era en el hospital, q. es cossa q. ellos rehúsen aunq. se mueran".[8] El Virrey Toledo y el Arzobispo Loayza acordaron en 1568 recoger a los "yndios de Los Reyes y de las heredades del distrito... poniéndolos todos en un sitio de por sí, continuado con la mesma ciudad donde tubiesen su iglesia y curas propios q. avian de ser de la Comp. de Jesús".

En 1568 se creó el pueblo de El Cercado[9]. Lope García de Castro, presidente de la real Audiencia de Lima,  dispuso, por provisión del 11 de Noviembre de 1566 "Avecindar en su recinto a los yndios de las encomiendas vecinas que vivían diseminadas en diversos solares y rancherías". Cárdenas Ayaipoma nos dice que Juan Bromley, Horacio H. Urteaga y Emilio Hart Terré afirman que el Corregidor de Lima, Alonso Manuel Anaya y don Diego de Porres Sagredo, determinaron el lugar aparente para el pueblo. La elección cayó en las tierras de la Encomienda de Catahuasi, donde, al decir de José María de Córdova y Urrutia, ya existía un viejo poblado en el que vivían indios (Cárdenas Ayaipoma1980:24).

El Padre Bernabé Cobo informa que el pueblo se inauguró el 25 de julio de 1571. El adoctrinamiento de los “reducidos” estuvo encargado a los sacerdotes de la orden jesuita. Otro documento jesuítico importante,  Monumenta Peruana,  nos aclara el porqué del nombre de Santiago:
hase hecho en esta cibdad, fuera della, un pueblo de indios cercado, para que los indios que estaban deramados por la cibdad y los adbenedizos se congregasen ; con la qual se a pretendido por el Perlado y los que goviernan esta República, que no se hagan muchos peccados que hazían ellos a sus solas. El señor Visorey y el Arcobispo an dado a los Nuestros el cuidado de enseñar a los deste pueblo, para que juntamente les administren los Sacramentos. An edificado en el dicho pueblo cansa e iglesia para los Padres, y el primer día que se dixoMissa en la iglesia, fué el señor Vissorrey allá con los oidores y con otra mucha gente. Pusieron por nombre a la iglesia y al pueblo Sanctiago, por ser día de Sanctiago guando se dixo la primera Misa (MP I: 416).
La lectura  de Monumenta Peruana nos ofrece más luces  sobre la vida en el Pueblo de El Cercado y la parroquia de indios adyacente:
En esta cibdad de Lima ay una perrochia de indios, que se llama de Santiago, y está a un lado de la cibdad, apartada de nuestro collegio en la distancia y modo que está la casa de santo Andrés de la Casa profesa en essacibdad de Roma; en esta perrochia ay aposento hecho para quatro de los Nuestros y una iglesia, donde acuden los indios a Missa y sermón, recibir los Sacramentos y aprender la doctrina christiana; también tienen allí una muy buena huerta. En esta perrochia han residido de ordinario desde el año de setenta, dos de los Nuestros, un Padre y un Hermano, haciendo officio de curas en aquella perrochia, ministrando todos los Sacramentos necessarios a los del pueblo. Hanse sustentado de ordinario de cierto tributo, o sisa, que pagan los indios, del vino, o chicha que ellos llaman, que en aquella perrochia se haze y vende. Acuden a esta perrochia, o iglesia, indios de dozientas y cinqüenta casas que están edificadas cerca della, como perrochianos de aquestaperrochia. Allende destos acuden de ordinario otros más de mil indios, que vienen de fuera de la cibdad a servir en la cibdad, los quales residen las fiestas en este barrio de Santiago, y entre semana están en las casas, o heredades, donde sirven por su jornal. (MP II: 136.)

Al haberse convertido Lima, en un polo de atracción, los indígenas que fueron reducidos al pueblo de El Cercado fueron inmigrantes de diversos lugares de la costa y sierra del Perú. Cárdenas Ayaipoma, en su obra ya citada, ofrece un cuadro bastante ilustrativo:

PUEBLO DE SANTIAGO DEL CERCADO DE LIMA
MITAYOS QUE OCUPABAN EL PUEBLO DEL CERCADO A LA FECHA DE SU INAUGURACIÓN

ENCOMIENDAS
MITAYOS
ENCOMIENDAS
MITAYOS
Huarochirí
202
Magdalena
30
Canta
120
Pacaraos
28
Caclla
99
Colpa y Chunga María
27
Mancos
90
Carabayllo
24
Guamanga
81
Pachacámac y Cajingas
23
Surco
80
Lampián
22
Laraos
74
Atunsuyos
21
Checras
71
Chilca y Mala
21
Huanaque
58
Maranga y Huadca
18
Mama
56
Barranca
17
Atavillos
40
Lurigancho
12
Lunaguaná
39
Vegueta
10
Coaillo y Calango
37
Mancha y Hondal
9
Guaura
30


(Tomado de Cárdenas Ayaipoma 2012:99)

No todos los indígenas habitantes de Lima y sus alrededores fueron traslados a El Cercado en 1571. Los “indios camaroneros”  y los de Chachapoyas que habitan al otro lado del río, en San Lázaro, recién fueron trasladados en 1591.  El traslado se realizó no sin algunos fuertes altercados debidos a la resistencia de la población a hacerlo y las tensiones entre el virrey, representante de la corona y los jesuitas encargados del “adoctrinamiento” de los pobladores del Cercado por un parte, y  el Arzobispo Toribio de Mogrovejo por otra. El virrey García Hurtado de Mendoza ordenó el traslado de unas trescientas familias de indios que vivían en la parroquia de San Lázaro a la del Cercado, acusando al Arzobispo de abandonar a sus feligreses en una de sus interminables visitas religiosas. Los jesuitas estuvieron de parte del Virrey y alegaron que la necesidad de dicho traslado era velar por la salud espiritual de dichos pobladores y protegerlos de los abusos de negros y gente de servicio. Al parecer las causas verdaderas fueron repartir esas tierras que quedaban vacantes entre los españoles. La pugna continuó en tiempos del virrey Luis de Velasco, siendo la causa de fondo el control  de mano de obra indígena por los jesuitas.

                Coello analiza en estos términos el conflicto:
El conflicto por las parroquias de indios en Lima ilustra no sólo los círculos familiares y patrimoniales a finales del siglo XVI peruano, sino también la acción política y la respuesta de los colonizados a los proyectos del colonizador, respuesta que James Lockhart ha definido en un trabajo reciente como una combinación de receptividad y resistencia. Así, en lugar de resignarse a las políticas municipales de desahucio, las trescientas familias de San Lázaro desafiaron a las autoridades coloniales (Virrey, Audiencia, Cabildo) volviendo a su asentamiento original junto con el sacerdote y bajo la protección de Toribio de Mogrovejo. No hubo ninguna rebelión contra el poder colonial español. Frente a una política municipal agresiva y la connivencia de las órdenes mendicantes, los indios se alinearon con el Arzobispo y sus políticas tridentinas para regresar a sus asentamientos originales y conservar sus formas de vida tradicionales. (Coello 2006: 24).

                Cárdena Ayaipoma ha encontrado datos muy importantes sobre la presencia de indios asalariados en Lima en el período de 1544 – 1600. Ha extraído información de 1,385 registros notariales de donde se deduce que la mayor parte de ocupaciones fue en el servicio doméstico (917); seguida de los labradores, hortelanos y yanaconas (128); los que trabajaban en sastrerías (111); los zapateros (59), arrieros (32), sederos (29); pastores (16), calceteros (14), crianza, lactancia de niños (11); carniceros (9); jubeteros (5); albañiles (4); plateros (3); curtidores, talabarteros, tenderos y tintoreros (2 cada uno) y otras (16) Cárdena Ayaipoma (2012:131). Otros datos están relacionados al lugar de origen de los contratados: De los 1,385 registros analizados por Cárdenas 1,228 especifican el lugar de origen de los contratados. Los principales son: Trujillo (87), Chachapoyas (53), Huaylas (47), Quito (47), Cuzco (45), Jauja (45), Huamanga (43), Cajamarca (35), Huánuco (30), Surco (27), Ica (21), Cajatambo (19),  La Magdalena (19), Chincha (18), Huamachuco (18), Huarochirí (16), Arequipa (16), Pachacámac (15), Yauyos (15), Canta (14), Lima (11) Huamantanga (10), Acarí (13), Otros (564). Entre los contratados de éste último grupo los hay de Aucayama, Loja, Nazca, Carabayllo, Guayaquil, San Pedro de Carhuaz, Tongos, Huarochirí, Chaclla, Chancay, Lunahuaná, Barranca, Chilca, Huancayo (en Canta), Lambayeque, Mama, Pisco, Tarma, Cañete, Lucanas, Mala y Chilca y también Callao, Conchucos, Chancay, Guadca entre otros. Finalmente los hay venidos de Popayán, Tucumán, San Salvador, Atacama, Chuqisaca y Granada. (Cárdenas 2014:132)

Las cofradías

             Instituciones creadas en España, las cofradías fueron también llevadas al Perú y adquirieron un papel importante en la vida económica y espiritual, donde los distintos estamentos sociales pugnaron por conseguir a través de ellas ventajas de diverso tipo.

            Rodríguez Toledo (2013) dice que hay un proceso dual en la instalación de las cofradías ya que si para los conquistadores sirvieron como instituciones auxiliadoras de las órdenes religiosas en el proceso de evangelización, para el hombre andino la cofradía significó el espacio donde podía aún mantener sus relaciones sociales propias como una continuación transformada del ayllu. Para Olinda Celestino (1981) (citada por Rodríguez Toledo) los españoles implantaron esta institución como un medio de control de la población, y los indígenas la aceptaron porque veían en ella la posibilidad de afirmar una identidad colectiva en torno a las creencias cristianas.

        En Lima la primera cofradía en instalarse fue la del Santísimo Sacramento por impulso de los dominicos en 1539, le siguió en 1540 la Archicofradía de Veracruz fundada por Francisco Pizarro. Con el crecimiento  de la ciudad y la organización de la población, el número cofradías se fue incrementando. El padre Bernabé Cobo (1964:455-456) informa que para 1613  existían en Lima 25 cofradías de españoles, 13 de indios y 19 de negros.

Cárdenas Ayaipoma (1980:40) nos ilustra sobre el número de cofradías en el pueblo del Cercado en 1630:
No había un sólo residente del Cercado que no perteneciera a más de una cofradía, y por ello estas corporaciones proliferaron hasta alcanzar la cantidad de 13, en 1630, sólo para indios. Estas fueron:
1. Nuestra Señora del Rosario (Templo de Santo Domingo).
2. Nuestra Señora de la Candelaria (Templo de San Francisco.).
3. Santiago (Templo de San Marcelo.
4. Nuestra Señora del Pilar (Templo de San Marcelo).
5. San Miguel (Templo de San Agustín).
6. Del Ángel de la Guarda (Templo del Cercado).
7. San Miguel (Templo del Cercado)
8. Del Niño Jesús (Templo del Cercado).
9. Nuestra Señora de la Concepción (Templo de la Merced).
10. San Joaquín (Templo de Santa Ana).
11. Nuestra Señora de Copacabana (a cargo de los Jesuitas).
12. Virgen de Copacabana (Templo de la Virgen de Copacabana).
13. De los Petateros.
De estos, tres pertenecían al Cercado de Indios y por supuesto con el correr de los años aumentó su número; así en 1758 se hace mención de la Cofradía de las Ánimas en el Cercado, uno de cuyos mayordomos se menciona como Francisco Solano Nabano, en el libro de defunciones del citado año. Al ser expulsados los Jesuitas y hacerse el inventario de sus bienes en el Cercado, se encontró un total de 5 cofradías, el contenido de cuyas cajas de caudales sumaban 875 pesos de plata labrada. Estas cofradías fueron: la Del Santísimo Sacramento, De San Pedro, De las Animas, De Nuestra Señora de la Candelaria, y De San José.

Las cofradías jugaron un papel importante y su existencia se prolongó hasta después de establecida la independencia. Algunas cofradías continuaron creándose incluso a inicios del siglo XX, pero decayeron y/o desaparecieron cuando los provincianos en Lima comenzaron a organizarse en asociaciones mutualistas de carácter provincial.  

El padrón de indios de Lima de 1613

                El 5 de setiembre de 1613, el Virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros  comisionó al Notario Público, Miguel de Contreras, para que:
"...con mucho cuidado y advertencia empadronareis y alistareis todos, los indios, indias y muchachos de todas edades y estados, que estan y residen en esta dicha ciudad excepto los del pueblo del cercado inquiriendo y averiguando los que viven en servicio y casa de españoles de cualquier estado y calidad que sean y en rancherias de por sí matriculandolos por sus calles y becindades sin reservar ni exceptuar ninguno..." (Contreras [1613] 1961: 2, publicado por Charney 1988:5).

           El notario cumplió lo solicitado. Según una nota de Charney:
La mayor parte de la información siguiente fue reunida para cada residente indio de Lima: sexo, estado civil; la provincia, pueblo, aldea o ciudad de origen; ocupación: edad; tiempo de residencia en Lima; el nombre y la edad de sus hijos: posesión de esclavos o bienes inmuebles bajo la forma de casas o tiendas; y, los nombres de sus caciques o encomenderos. Por supuesto, no toda la información estaba completa o era exacta. Por ejemplo, el empadronador algunas veces calculaba la edad de los niños según su apariencia física cuando el indio(a) estaba inseguro con respecto a su edad. Las aproximaciones también se aplicaron en algunos casos cuando se trataba de tiempo de residencia, y cuando algunos indios no se acordaban del nombre de sus caciques o encomenderos. Sin embargo, estas brechas de información casi no impiden un análisis adecuado de los datos del censo. Es importante notar que el censo sólo incluye a los indios residentes en la misma Lima y no a aquellos ubicados en la reducción de El Cercado localizada en las afueras de la parte oriental de la ciudad (Op.Cit.:8).

                Lo primero que observa Charney, al analizar los resultados del censo es que los residentes indios estaban esparcidos en toda la ciudad y no concentrados en algún barrio o lugar específico de la ciudad. Sin embargo dice que “el grado de la mixtura racial y étnica difería según áreas y calles. Por lo general, en las áreas periféricas más pobladas de Lima, los indios vivían entre ellos, usualmente en viviendas humildes. Incluso en estas áreas, los indios no estaban aislados de los residentes no indios” Un ejemplo de esto fue el barrio de San Lázaro. Según el censo los habitantes de la Calle Malambo (# 1) eran españoles, mestizos y mulatos que alquilaban alojamientos  a los indios.  (Ibíd.:9). También se dio el caso de que algunos de los ciudadanos y funcionarios municipales más ilustres vivían a proximidad de los indios y algunos de estos comerciaban con estos españoles y alquilaban  alojamientos de ellos, y otros como los sirvientes domésticos vivían en muchas casas de familias españolas.

                Otro aspecto saltante del censo muestra que la población india de Lima asumió un papel importante en la economía de la ciudad. Según la fuente citada, se encontró que en Lima el 64%  de los 1173 indios varones económicamente activos, entre los 10 y 50 años, formaba parte del sector secundario o de transformación, mientras que el 87% de este total se dedicaba a labores no agrícolas. Los indios eran jornaleros o aprendices en ocupaciones que involucraban mayor o menor destreza tales como la sastrería, zapatería, hilandería de seda, confección de sombreros, de sillas, de alfombras y albañilería, bordado, herrería, carpintería y la fabricación de herramientas, lo que sumaba 614 varones o el 52% de todos los sectores. Karen Spalding encontró en su análisis de documentos del siglo XVII que la población india de Lima se inclinaba por los oficios que requerían menor esfuerzo físico (Spalding 1967, En: Charney  Op. Cit.).
               
Tomado de Charney, Paul (1988) “El indio urbano” En: Histórica Vol. XII N° 1: s/n.

                Los “indios urbanos” de Lima, debido al contacto diario con los españoles, habrían asimilado la cultura hispánica: compraban vestidos, joyas artículos domésticos y hasta propiedades y esclavos como los españoles. Pero este proceso de asimilación fue sólo parcial. Las cifras del censo para los matrimonios indios muestran que éstos eran endogámicos. Charney señala que solamente hubo 32 matrimonios de indios con  negros, mestizos, mulatos o españoles (Ibid.:15). Esta situación no excluye los contactos sexuales extramaritales y nacimientos ilegítimos que no fueron tomados en cuenta por los empadronadores, pero mostraría un rechazo social al matrimonio interétnico y/o discriminación racial. La conclusión de Charney es que la endogamia era real.

                El cronista indio Felipe Guamán Poma, también estuvo en Lima en aquella época vio en ella un “mundo al revés” y aparte de describir los aspectos más negativos, se quejó de que “no hay quien pague el tributo” ya que los indios abandonaban sus lugares de origen con el fin de evitar ese pago:
"El dicho autor, habiendo entrado a la dicha ciudad de los Reyes de Lima vido atestado de indios ausentes y cimarrones hechos yanaconas, oficiales, siendo mitayos, indios bajos, y tributarios se ponían cuello y se vestían como español, y se ponían espada, y otros se tresquilaban por no pagar tributo, ni servir en las minas; veis aquí el mundo al revés y así como ven estos indios ausentes se salen otros indios de sus pueblos y no hay quien pague el tributo, ni hay quien sirva en las dichas minas; y asimismo vido el dicho autor muy muchas indias putas, cargadas de mesticillos y de mulatos, todos con faldellines y botines, escofietas, aunque son casadas andan con españoles y negros, y ansí otras no quieren casarse están llenos de indios en las dichas rancherías de la dicha ciudad, y no hay remedio ... " (Guamán Poma 1980, II: 447).
    Un documento relacionado a la extirpación de idolatría, ubicado en el Archivo General de la Indias, en Sevilla, nos muestra la presencia  de indígenas que iban a Lima de manera temporal. En las declaraciones brindadas por caciques y moradores del pueblo de Concepción de Chupas  ante el visitador Luis de Mora y Aguilar el 5 de febrero de 1614, que se encuentran en el respectivo "Expediente de la extirpación de idolatrías" los susodichos manifestaron:
Item que guando van a la plaga de Lima estos confessantes y todos los indios de este pueblo, hazen un taqui general que dura uno y dos días, vistiéndose vestidos diputados para esto, en el qual taqui piden a la huaca Llacsaruna los lleve a Lima y buelva con salud y mucha plata y los dichos hechizeros offrecen sacrificios a las dichas huatas. (En: Duviols 1966:502).
La Población indígena de Lima durante en el siglo XVIII

                Durante  siglo XVIII la población de Lima no cesó de crecer. Quizás lo más saltante es que la población de negros esclavos aumentó considerablemente. Pilar Pérez Cantó[10] ha estudiado la población limeña en el siglo XVIII. Para las estadísticas de ese momento histórico hay un problema casi insalvable, ya que o bien se aumentaba la población para darle mayor importancia a las ciudades o bien las cifras eran menores a  población  debido a que ciertos sectores se ocultaban por el temor a pagar impuestos u otras causas. Pérez Cantó ha estudiado  los siguientes documentos:

1) Censo original de Lima, realizado en 1700. (Numeración de Lima 1700, Biblioteca Nacional de Madrid)
2) Resumen oficial publicado por el “Mercurio Peruano” del recuento de 1791.
3) Comentarios a estos censos y otro tipo de datos demográficos hechos por autores coetáneos.

                Ella compara los datos obtenidos para la Lima de 1700 con los de la Lima de 1790. La población creció en más del 42% pero la población indígena lo hizo en un ritmo inferior, pasando de ser en 1700 el 11.7% del total de habitantes al 7.9% en 1790. En este cuadro mostramos las cifras:

Cuadro 1
COMPOSICIÓN DE LA POBLACIÓN POR ETNIAS

Etnia                                                 Año 1700                      %                      Año 1790                          %
Españoles
19.632
56.5
18.862
38.1
Indios
4.063
11.7
3.912
7.9
Mestizos


4.631
9,3
Mulatos
3.370
9.7
5.972
12,1
Cuarterones


2.383
4,8
Ouinterones


219
0,4
Negros
7.659
22.1
8.960
18,1
Zambos


3.384
6.8
Chinos


1.120
2.2
Total de habitantes
34.724
100.0
49.443
100.0

(Elaborado en base a Pérez Cantó 1982:90)

                Si bien porcentualmente la población indígena fue en descenso, no dejó de ser un grupo muy activo. Los indígenas se visibilizan durante las fiestas religiosas (participaban con sus cofradías) y en las llamadas “fiestas políticas coloniales” de las que se hacían “relaciones de fiestas” que se tenían que redactar a manera de informe de lo acontecido durante ellas.

2. NOTICIAS SOBRE LA MÚSICA DE LOS “INDIOS” EN LIMA COLONIAL

La presencia de los indígenas en la Lima colonial, se evidenció también a través de su participación de algunos de ellos como músicos y como parte de las fiestas virreynales.  Andrés Sas, músico belga que investigó en los Archivos de la Catedral de Lima (ACL), informa que desde antes de 1565, y durante muchos años, los “indios trompeteros” moradores de Surco y los “chirimieros” de la Magdalena fueron contratados para tocar en las ceremonias en la Catedral de Lima.[11]

          La participación de las cofradías en las ceremonias religiosas fue oportunidad para la exhibición de danzas practicadas por los esclavos negros y los indios residentes en Lima. En el libro de cabildos, en 1586 se lee:
E que asimismo se aperciba a los mayordomos de las cofradías de los mulatos y negros que ay en esta ciudad que saquen sus dancas como son obligados y lo suelen hazer otros años y lo mismo a los indios que tienen cofradía (LCL X: 343. Citado en Tompkins 2011: 25).
A fines del siglo XVI, el pueblo de El Cercado era ya el asentamiento de indios más reputado de todo el Perú y esa reputación también se debía a que entre sus moradores había buenos músicos que estuvieron presentes en “todas las fiestas en la ciudad de Lima”. En agosto de 1597 Pablo J. de Arriaga SJ, desde la “ciudad de los Reyes”  escribió una carta de al general de la orden, Claudio Aquaviava, donde señala:
Este pueblo [Santiago del Cercado], que está fuera de Lima, es todo de indios, donde se reducen para que tengan más doctrina los que avían de andar sin ella de una parte a otra descarriados; y en edificio y servicio de iglesia, por tener muy buena música de instrumentos [el resaltado es míocon la qual se celebran todas las fiestas en la ciudad de Lima, puede ser exemplo y dechado de todos los demás pueblos del Pirú. A los indios se acude no sólo remediando sus necessidades espirituales sino también las corporales; especialmente este año que por razón de una pestilente enfermedad que afligió grandemente a este pueblo y sacó a muchos desta vida, no solamente acudían al remedio de sus almas los dos Padre a cuyo cargo está esto, sino así ellos como el Padre Rector acudían a servilles en el hospital que está pared en medio de nuestra casa. (MP VI:354. Publicado en Coello 2002:207).

                Como ya se ha visto, en esa época Lima ya era una ciudad multiétnica. No puede sorprendernos entonces la mención que hace Mateo Rosas de Oquendo en su obra Sátira a las cosas que pasan en el Pirú en el año de 1598[12] de instrumentos musicales  y danzas que se tocaban y bailaban en Lima en ese entonces. El autor menciona los atabales que tocaban los negros; las valonas que se danzaban y los zambapalos que se tocaban; las guitarillasharpasvihuelas y discantes que se tañían. Nos informa también que las doncellas bailaban el sarbapalo y el Puertorrico, la zarabanda y la valona, la churumba y el taparque y la chacona y el totarque. De la mayoría de estas danzas no tenemos mayor noticia, podría asumirse que unas fueron danzas traídas por los conquistadores de España y, otras, danzas mestizas traídas de Centroamérica y quizás alguna surgida en el Perú. 

Además de esas danzas, es necesario señalar que los “indios comarcanos” de Lima tenían danzas que eran parte de su “identidad étnica” y se conocían como “danzas de indios” y ciertas ocasiones se bailaban en Lima como sucedió durante las fiestas que se realizaron en esa ciudad en 1610 con motivo de la beatificación del posteriormente santo Ignacio de Loyola. Esto lo podemos leer en la Relación de las fiestas que en la ciudad de Lima se hicieron por la beatificación del bienaventurado Padre Ignacio de Loyola, fundador de la Religión de la Compañía de Jesús, hechas imprimir por D. Alonso de Saravia Sotomayor, Alcalde de Corte, de la Ciudad de los Reyes[13]impresa por Francisco del Canto:
Regozijaron su parte esta procesión veinte y tantas danzas de Indios, que con diversas invenciones vinieron de los pueblos comarcanos, por orden de Don Gerónimo de Avellaneda Corregidor de los Naturales, caballero de mucha suerte. A las seis de la tarde llegó la procesión a la Iglesia, y fue recibida con una salva de mosquetes (que también al aire dispararon) Clarines, Trompetas, Chirimías, repique de Campanas, Pífanos, Caxas,  y vanderas, que en la torre de la compañía tremolaban  (…) (Relación… 1610, f. 5)

      En 1621 el padre Joseph de Arriaga observó con mucha preocupación, que en Lima (como en otras partes del Perú) no se habían desterrado las fiestas idolátricas y que las continuaba haciendo disfrazas como rito cristiano:
antes usaban de todas éstas públicamente y hacían sus fiestas y danzas a la vista de los españoles y curas y aquí en el Cercado de Lima las hemos visto muchas veces. Y es cosa cierta y averiguada que en muchas partes con achaque de la fiesta del Corpus, hacen la fiesta de Oncoymita (Arriaga (1910: 45 [1621], Cap. VIII).
Se sabe también que en la fiesta del Corpus Christi, celebrada en Lima en 1639, participaron 26 cofradías de españoles, 19 de indios y 40 de negros y mulatos, sin contar aquellas que no estaban reconocidas por el Arzobispado.[14]

              En el Tratado de los evangelios de Francisco de Ávila, de 1648, se menciona que los “naturales” tocaban la guitarra y cantaban en Amancaes en Lima y en otros lugares:
A ver dezidme quando, en que tiempo estais más alegres, y contentos, sin cuydado, que os solicite? Quánto dura esso? Padre, quando con mis amigos vamos trato que nos vamos a holgar a alguna parte. Así como aquí en Lima a los amancayes; y en Cuzco a Ccanttut, Collquemachacchuay, Suchuna y en Chuquisaca a Quirpicancha, y en aviendo llegado allí con nuestras guitarras, nuestra comida hombres, y mugeres baylamos la cacchua, y otros bayles, y nos reymos, y jugamos, y en aviendo merienda la comemos con mucho gusto, y bevemos, y nos convidamos, y luego tocando la guitarra cantamos y bolvemos a la ccachhua, y algunos estamos con nuestras mugeres, y otros con sus mancebas, y amigas… (Ávila 1648 I: 42-43. Citado por Estenssoro 1992: 381-382).
Los pobladores indios de Lima estaban obligados a participar en las fiestas virreinales y en algunas de ellas su presencia fue masiva. En el mes de diciembre de 1659 se festejó en Lima el nacimiento del príncipe español don Felipe Andrés Próspero. En el Diario de Lima de Mugaburu se lee:
Los indios  Martes 23 del dicho mes hicieron la fiesta los indios, donde hubo un castillo en la plaza, y salió el rey Inga y peleó con otros dos reyes hasta que los venció y cojió el castillo; y puestos todos tres reyes otorgaron las llaves al Príncipe que iba en un carro retratado; y salieron a la plaza todos los indios que hay en este reino, cada uno con sus trajes que fueron más de dos mil los que salieron, que parecía la plaza toda plateada de diferentes flores, según salieron los indios bien vestidos y con muchas galas. Hubo toros aquella tarde y salieron dos indios a garrochonear a los toros. Fiesta de mucho regocijo para todos, y dicen que  llevaron la gala de todos, con que cesaron las fiestas. (Mugaburu VII: 54).
“Las relaciones de esas fiestas” se pueden definir, según Richard Parra Ortiz (2009) como “descripciones literarias de los eventos, ceremonias, vestidos y decorados de las fiestas que incluían, con frecuencia, una relación de los participantes de la misma, ya sea autoridades políticas, religiosas o civiles o indios, mulatos y negros”.[15] Parra Ortiz ha ubicado en la Biblioteca Nacional de Madrid cuatro “relaciones”:
1. Júbilos de Lima y fiestas reales, que hizo esta muy noble y leal ciudad, capital y emporio de la América austral, en celebración de los augustos casamientos del serenísimo señor Don Luis Fernando, príncipe de Asturias, N. Señor, con la serenísima señora princesa de Orleans, y del señor rey cristianísimo Luis décimo quinto con la serenísima señora Doña María Anna Victoria, Infanta de España, ordenadas y dirigidas por el Exmo. Sr. Don Fray Diego Morcillo Rubio de Auñon, arzobispo de la Plata, virrey, gobernador y capitán de los reinos del Perú, Tierra Firme y Chile y escritas por el Doctor Don Pedro de Peralta Barnuevo y Rocha, contador de cuentas y particiones de esta real audiencia, y catedrático de Prima Matemáticas en esta real universidad. En Lima, en la imprenta de palacio. Por Ignacio de Luna y bohorques. Año de 1723.
2. El Día de Lima. Proclamación Real, que de el Nombre Augusto de el Supremo Señor D. Fernando El VI. Rey Católico de las Españas, y Emperador de las Indias. N. S. Q. D. G. Hizo la muy Noble, y muy Leal Ciudad de los Reyes Lima, Cabeza de la América asutral, fervorizda a inflixo del Zelo fiel, del cuydadoso Empeño, y de la amante Lealtad del Excelentísimo Señor Don Joseph Manco de Valasco, Caballero de la Orden de Santiago, Teniente General de los Reales Ejércitos de S. M. C. Virrey, Governador, y Capitán General de estos Reynos del Perú, y Chile & de cuyo orden se imprime. Con la relación de la solemne Pompa de tan fausto feliz aplauso, y de las Reales fiestas, con que se celebró. Año de 1748.
3. Fiestas de los naturales de esta ciudad de Lima y sus contornos, en celebridad de la exaltación al trono de S. M. el señor Don Carlos III. Nuestro Señor (que Dios prospere). Año 1760.
4. Descripción de las reales fiestas, que por la feliz exaltación del señor Don Carlos IV al trono de España y de las Indias, celebró la muy noble ciudad de Lima, capital del Perú. Lima Imprenta real de los niños expósitos. Año de 1790[16]
      Júbilos de Lima es una obra poco difundida de Peralta Barnuevo, y es la crónica de las fiestas  realizadas en la Ciudad de los Reyes por la noticia de las bodas de Luis Fernando, Príncipe de Asturias, con la Princesa de Orleans, y de la Infanta María Ana Victoria con el Rey Luis XV de Francia. Las fiestas se iniciaron la noche del 11 de abril  de 1722 con los fuegos a cargo del gremio de los “Mercachifles, Tabaqueros, y Caxoneros” (Peralta, Júbilos..., f. s. n.). Los veintisiete gremios de la ciudad participaron y el 24 de abril se dio término a la Sexta Fiesta, y tocó turno  a las “festivas demostraciones que  executó el rendido zelo de los Originarios Naturales, que de los antiguos moradores de este Reyno habitaban en esta Ciudad y en sus contornos”. (Júbilos..., f. s. n.). Se representó una “máscara”  consistente en un “paseo de incas”, lo que constituyó una constante en las “fiestas de los naturales”. En la fiesta participaron músicos indígenas:
Traxeron á S. Exc.el aviso deseado del Passeo algunos Officiales militares destinados para pedir su superior licencia. Entró el Maestre de Campo del Regimiento de los Naturales de este Ciudad, nombrado D. Salvador Puycon (principal director de estas funciones) acompañado del Sargento mayor, y numero de Comisionarios y Ayudantes. Oyose desde luego resonar en la Plaza la alegre música de varias Chirimias, que jugaban quatro Indios, vestidos de camisetas recamadas de vivos matizes y de mantas del más fino texido del Pays, que terciadas al ombro llevaban todo el ayre que en su vso antiguo no tenían, ceñida la frente del general adorno de la trenza o faxa que entonces era de oro, y calzado el pie de sus oxotas, que ataban con lazos de lucidos cordones. Acompañados de la militar harmonia de los Tymbales, hacian va concierto, en que hasta el golpe era sonoro. (Júbilos..., f. s. n.).
Se tiene también la descripción hecha por Jerónimo Fernández de Castro, un libro impreso en Lima en 1725, con 139 páginas, bajo el título de Eliseo Peruano, solemnidades heroicas y festivas demostraciones de Júbilos que se han logrado en la muy Noble y muy Leal Ciudad de los Reyes Lima, Cabeza de la América Austral, y Corte del Perú, en la Aclamación del Excelso Nombre Augusto, Cathólico Monarca de las Españas y Emperador de la América Don Luis Primero,  donde se  da cuenta de las solemnidades realizadas en Lima con motivo de la abdicación de Felipe V a favor de su hijo Luis.

Carlos A. Romero, en su artículo  “Una supervivencia del Inkanato durante la Colonia” comenta y reproduce pasajes interesantes de Eliseo peruano…:
Terminados los actos oficiales el turno fue de los “gremios” de indios quienes los días 26, 27 y 28 de enero de 1724 presentaron El Taqui del Chimo, el taqui de las ñustas y otros “taquis”. Se describen también instrumentos musicales: “clarines, y caxas, arpas, laúdes y flautas” y también “(…) una tropa de instrumentos músicos de su tiempo, marinos Caracoles, ciertas flautas, a quien llaman quenaquenas, (cuya música tiene más de lúgubre que de apasible), varios tanbores, a que hiaza (sic) con trabajo uno de tan disforme magnitud, que apenas lo podían sostener dos hombres, y otras especies (…)” (En: Romero 1936: 81-98).
            Parra Ortiz observa que:
(…) en estas fiestas, representadas en Lima, destaca la participación de caciques e indios “nobles” básicamente de la costa norte así como la caracterización de un gobernante “originario” (pre inca) de la misma región (el gran Chimo). Por ejemplo, tanto en las relaciones incluidas en El día de Lima como en los Júbilos de Lima de Peralta, los indios crean una representación gloriosa del pasado incaico en el que además incluyen la figura de un gobernante costeño anterior a los incas, comunicando con ello, no solo la mezcla de dos tradiciones, la española y la cuzqueña, sino también la necesidad de reivindicar un supuesto legado político local. Por su lado, la repartición de los papeles privilegiaba sobre todo a caciques, el representante del Cuzco es el único de quien se consigna un cargo político destacable. (Parra Ortíz, Op.cit.)

             En la fiesta de 1748 los roles fueron asignados de la siguiente manera:
A Huáscar Inca, lo representó el cacique del pueblo de Pachacamac del corregimiento del Cercado. A Huayna Capac, el del pueblo de Magdalena, ubicado en la costa de Lima. A su antecesor, Túpac Yupanqui, un natural de la provincia de Huarochirí en la sierra de Lima. A Pachacútec, un niño proveniente de Huaylas, la sierra norte del Perú. Su colla provenía de Chancay y la infanta que los acompañaba de Chilca, ambos pueblos costeños de Lima. A Viracocha, Don Valentín de la Rosa Mino-Lluli, “descendiente de los primeros caciques y pobladores del Pueblo de Lambayeque” (El día de Lima 1748: 255).
A Yahuar Huaca lo representó un natural del Cercado de Lima; a Inca Roca, uno de Huarochirí; a Cápac Yupanqui, a Mayta Cápac y a Lloque Yupanqui, tres de Lambayeque. A Sinchi Roca, un natural del Cercado de Lima. Al último de tan magnífica serie era Manco Capac, que fue el Inca primero, y el origen de su Imperio lo copió Don Felipe Huamán Navarro, principal de la Ciudad del Cuzco, y Ministro del Tribunal de Santa Cruz” (El día de Lima 1748: 258).

          La fiesta de 1748, también fue descrita por el  viajero francés Courte de la Blanchardière quien publicó Nouveau Voyage faite au Perú. En esta obra se puede leer:
En el mes de febrero de 1748 hubo fiesta en Lima por la coronación del rey Fernando. Además de las iluminaciones y fuegos artificiales que duraron ocho días, y  tres o cuatro comedias que se representaron, obligaron a los indios de la ciudad y alrededores a vestirse como sus antepasados antes de la conquista del Perú. Fue el 22 que se reunieron y salieron de una plaza de la ciudad, divididos en trece naciones o reinos, tal como vivían en esos tiempos. Cada nación tenía su Inca o Rey, precedido  por sus súbditos vestidos a la manera del reino que representaban, y avanzaban cantando y bailando delante de su Rey (…). Luego venían las indias del mismo reino que precedían cantando y bailando a su Reina (…). Luego aparecía otra nación que marchaba en el mismo orden que la primera, pero con la diferencia de que cada Rey y Reina y sus súbditos estaban vestidos, bailaban, cantaban y llevaban en sus manos instrumentos propios de su nación. (Blanchardière 1751: 133-135).

En el N°47 de la Gaceta de Gobierno (citada por Domingo Angulo en La metropolitana de la Ciudad de los Reyes) se relata como en la víspera de la fiesta del Corpus Christi de 1755, con ocasión de la reconstrucción de la catedral poblóse esta [la plaza] de una multitud extraordinaria de danzas distribuidas en varios coros y compañías, de gigantes, matachines, doctorados, panalivios, chimbos, pallas y otros saraos, torneos y juguetes de sazonadísimo gusto y donaire tan rica y uniformemente vestidos que excede a toda ponderación (Citado en  Rohner 2016: 149).Hasta ahora, para la ciudad de Lima, es la más antigua citación de las danzas de chimos (“chimbos en el documento) y pallas, que se haya encontrado

                Pero seguramente las fiestas realizada en Lima desde fines 1789 hasta febrero de 1790 con motivo de la proclamación de Carlos IV son las que han sido objeto de más detalladas relaciones.[17] Bartolomé de Meza, "teniente de milicias de la nación índica y comerciante almazenero", comisionó al poeta español radicado en Lima, Esteban Terralla y Landa, la descripción de las “fiestas de los naturales” celebradas en Lima en febrero de 1790. Teralla a pesar del poco tiempo que dispuso para hacer la relación cumplió su objetivo y la misma se publicó con el pomposo título de El Sol en el mediodía: Año Feliz y júbilo particular con que la Nación  Indica de esta muy noble ciudad de Lima solemnizó la Exaltación al Trono de Nuestro Augustísimo Monarca el Señor Don Carlos IV[18]. Terminadas las fiestas, se envió una copia de El sol en el medio día a España junto con varias peticiones en las que Meza le suplicaba al Rey el reconocimiento de sus servicios a la monarquía española.

            Como afirma María Soledad Barbón:
El Sol del mediodía es una obra singular en varios sentidos. Hemos aquí una de las pocas muestras de una relación de fiestas indígenas escrita con ocasión de una celebración monárquica durante la época colonial por encargo de la misma población indígena. Por añadidura, la extensión de esta relación poética no sólo excedía considerablemente a la descripción que normalmente se dedicaba en los informes oficiales a las celebraciones indígenas; además, era más extensa que la descripción de la totalidad de las fiestas reales organizadas por la ciudad de Lima para la proclamación de Carlos IV. (Barbón 2010:166 – 167).
          El Sol del mediodía, requiere de un estudio particular. A pesar de haber sido citado por Arturo Jiménez Borja (1949) en la segunda parte de su  artículo “Coreografía Colonial”, y después por Estenssoro (1989), en Música y Sociedad Coloniales, no se le ha dado la importancia que merece para el estudio de lo que pudo ser la música y danzas de los indígenas pobladores de Lima y sus alrededores a fines del siglo XVIII. Debo señalar que la descripción es bastante minuciosa. En ella se encuentra la referencia más antigua a las danzas con tijeras. Con respecto a los vestuarios, sorprende la similitud existente entre el vestuario de “la danza de chimo” en las acuarelas de Martínez de Compañón y la descripción que Teralla hace de la misma danza:

       Cierra este Carro digno de alabanza
con una hermosa y muy lucida Danza
entre diez y seis chimos del Chorillo,
cuyo preciosos adorno, cuyo brillo
realza en lucimiento sus personas;
siendo de piedras ricas las Coronas
con el Sol refulgente por delante,
y la Luna al reverso del Turbante;
Los ponchitos de tela, y los Calzones,
de rosado color y bombachones;
de encaxes finos se guarnecen estos;
son Diamantes, y Perlas sobrepuestos
de sus vistosos exquisitos trages
haciendo los brillantes maridages;
porque de tanto adorno la grandeza
se pudiese hermanar con la destreza
del bayle mas lucido y, mas galano,
en que achuelas adornadas en la mano
de la Nación demuestra el uso antiguo,
que no está del presente muy contiguo:
alzan, danzando el buelo:
ocupan la otra mano de un Pañuelo
para darle a la Danza mayor ayre,
y que puedan lucir con mas donayre,
va la pierna desnuda, el Pie en Chinelas
imitando sus Indicas escuelas.


Baltazar Martínez de Compañón Trujillo del Perú "Ydemdel Chimo" f. 147

            Voy a resumir en un cuadro las danzas que se interpretaron en esas fiestas.

ORDEN
NOMBRE DE LA DANZA
“PUEBLO DE INDIOS”

Mojigangas


Carro Primero
Danza de PAYAS
Pueblo del Cercado
Danza de Chimos
Huancas
Barrio nuevo
Chimos
Barrio de Malambo


Segundo Carro
“Danza de Hortelanos” se llama “Huamanguina” (con “tixeras”)
Pueblo del Cercado
Danza de Huaylillas (con Payas)
Cieneguilla y Late
Danzantes de Sombrero y Chupa (con tixeras)
Late
Parlampanes

Danza de Chimos
Pueblo de Chorillo
Carro Tercero
“Matachines” (con vejigas)
Pueblo de Magdalena
Xivaros
Bella-vista
Carro
cuarto
Nueve Niñas (con Sonajillas)
Pachacamac
“Danzantes con turbantes y tixeras”
Carabayllo
Negritos
Ollería de Cocharcas
Payas

    En la Descripción… la relación es la siguiente:
Fiesta de los naturales
Los últimos en orden que celebración con públicas demostraciones la Coronación de nuestro Monarca, fueron los Naturales originarios de los antiguos moradores de este Reyno. La costumbre los ha separado en iguales ocasiones de los demás Gremios. Dirigidos por el Subdelegado del Cercado Don Manuel María del Valle lograron acreditar su amor al Soberano con excelentes, y admirables funciones. Correspon//dieron en algún modo con ellas a la benefica piedad con que los recomienda la Real Clemencia, pues hicieron manifiesta su alegría prodigando todos los tesoros en testimonio de su reconocimiento. Los Comisarios, que con Instante esmero llenaron las obligaciones de su ministerio, fueron Don Bartolomé de Mesa, Teniente de Milicias de su Nación, Don Ramón Landaburu , y Don llario Gómez.
      El día 7 de Febrero amaneció adornada la Pila de la Plaza mayor, en forma de un ameno jardín. Quatro Arcos a la indica enlazados de mimbre, y vestidos de flores la hermoseaban por la parte exterior. En su taza se veía nadar multitud de paxaros, y aves.
      Al amanecer el siguiente día se anunció la magnificencia de la tarde con  un repique general de campanas, salva de la Artillería. Repitiose esta demostración a las dos de la tarde, hora en que estaba la Plaza ocupada por un innumerable y lucido concurso.
      Al presentarse en su Galería el Excelentísimo Señor Virrey, apareció en un famoso Caballo blanco, con rico adorno bordado de plata sobre terciopelo, el Embaxador Emisario destinado para pedir á su Excelencia la venia de principiar la función. Venía vestido á lo Indico con manto Real de tizú de oro, y turbante adornado de inestimables joyas de Diamantes. Acompañabanlo doce Lacayos, y precedía una Comparsa de diez y seis músicos.
      Despues de haber circulado la Plaza, llegó al lugar de su Excelencia, y subiendo al tablado dispuesto anteriormente para el efecto, recitó denodadamente su arenga, y salió luego á conducir los Carros preparados para la festividad de la tarde.
      Antecedía al primer Carro una agradable máscara compuesta de ocho enanos, seis hombres obesos con dos caras, Y otras ridículas figuras, que divirtieron con la propiedad de sus movimientos.
      Seguían á esta invención dos danzas, cada una de ocho Payas: otra de ocho Chimbos con hachuelas en las manos, y variedad de Alhajas: una Peara de llamas enjalmadas con tizú de plata, y cargadas de barras del mismo metal, tejos de oro, y varios instrumentos de minería. Conducíanlas seis Arrieros montados en buenos Caballos, aderezados con enjalmas de terciopelo Carmesí sobre bordadas de oro, batiendo cada uno su bandera blanca, en cuyo centro se leía VIVA CARLOS IV. Continuaba el primer Carro, tirado de quatro Mulas, y ocupado por Veinte y una personas, que representaban el Tiempo, Ceres, y Flora con diez Ninfas. Cada una guardaba en su vestido la conformidad de la alegoría.
La Mina de Oro vestida de tizú do oro, la de Plata con telas del mismo metal, la de Azogue con plata mezclada de color azul, y todas á competencia alhajadas con preseas de oro, brillantes, y perlas. Y terminaban el acompañamiento otras dos danzas de ocho personas cada una, en quienes se observó con la misma gala la propiedad de sus trages.
      Cada una de las referidas Danzas en llegando al Tablado baylaban gallardamente al son de instrumentos, hasta que subiendo los que componían el Carro, les dexaban libre el sitio en que refirieron á su Excelencia la Loa que se ha impreso por separado, cuyo asunto era ofrecer al Soberano los ticos metales del Perú, extrahidos del abismo de las Minas con el trabajo de sus manos. Concluido el obsequio, caminaron la acción con harmoniosa y bien dispuesta, contradanza y seguían por la otra parte de la Plaza repitiendo sus canciones con indecible júbilo del Pueblo, dando de este modo lugar al segundo Carro.
      Precedianlo doce Militares á Caballo con uniformes franjeados, y aderezos bordados de plata sobre terciopelo, con banderas desplegadas al hombro. Continuaba una Danza del Pueblo del Cercado, con turbantes guarnecidos de ricas joyas, y tixeras en las manos: otra no menos brillante, con varas vestidas de hermosas flores, y sonajas: otras en Chupas acompañando á la música con cascabeles, y tixeras. Seguialas imediatamente el magnífico carro, que se distinguía por la inscripción que se lucia en su cumbre, Lima feliz. Ocupaba el centro una Matrona vestida ricamente á la heroyca , que llevando sobre la cabeza un Castillo coronado de laurel, una Palma en la mano izquierda , y en la derecha el Cetro Real, representaba la España dominando felizmente sobre las Indias. Hacianle corte tres Matronas Americanas, que sobresalían en diamantes, y perlas, renovando los votos de amor, y fidelidad hechos á los antiguos Reyes. Dos Americanos á los lados del Carro conducían dos Caballos cargados de los frutos territoriales, para presentar en obsequio al Soberano. Concluía el sequito de este Carro una Danza de Chimbos Galanos del Pueblo de los Chorrillos.
      Así las Danzas que acompañaban á este Carro , y las personas que lo ocuparon, significaron su gozo ante su Excelencia con bayales, cantos, y Loa, girando luego por la Plaza corno el anterior, y los dos siguientes.
      Antecedía al tercer carro una Danza de Matachines del Pueblo de la Magdalena, y otra de Jibaros del Pueblo de Bellavista, tan soberbiamente adornadas, como las antecedentes. En la parte superior lo decoraba una Águila con las Armas, de la Ciudad. Ocupabanlo el Perú festivo, la Virtud, y el Día, acompañados de algunas Ninfas, y varios Genios. Cerrabanlo una Danza de Payas chicas del Pueblo de Carabaillo.
      Finalmente el quarto Carro, precedido de una Danza del Pueblo de Lurin, y de doce hombres á Caballo con Armas, y Blazones Reales, custodiando las Magestades, cuyos Soberanos bustos venias colocados en la parte superior en un magnifico Trono; aludía á la firmeza, y duración de la Monarquía Española. Una gallarda Matrona simbolizaba á la Capital de Lima acompañada de seis Ninfas, que indicaban las familias nobles de la Ciudad. Un ayroso Joven figuraba, al Cabildo: Minerva con una lucida compañía de Ninfas, representaban los progresos de las Artes y Ciencias, bajo el Gobierno de los Soberanos reyes de España; Terminaba esta última Mascara con una Danza de Cocharcas, y otras de diversos lugares.
      Las Danzas, las Canciones, y las Loas llenaron la tarde, que terminó con otra grande salva semejante á la que se hizo al rayar el día, retirandose muy complacido su Excelencia, y todo el concurso.
Para el siguiente día 9 del mismo Febrero tenian dispuesta famosa Corrida de Toros, que empezó desde la mañana con la fiesta llamada vulgarmente Encierro. Los Comisarios acompañaron á su Excelencia hasta el sitial donde se presentó á las tres de 12 tarde resonando al punto por todas partes armonioso eco de los instrumentos músicos. Despejaron la Plaza los dos Alcaldes de la Nación Indica; Don Bartolomé de Rivas, capitán, y Don Antonio Alvarado, Teniente de Milicias, con el Subdelegado Don Manuel Maria del Valle, manejado soberbios Caballos.
Para el siguiente dia 9 del mismo Febrero tenían dispuesta famosa Corrida de Toros, qua empezó desde la mañana con la fiesta llamada -vulgarmente Encierro. Los Comisarios acompañaron á su Excelencia hasta el sitial; donde se presentó á las tres de la tarde, resonando al punto por todas partes el armonioso eco de los instrumentos músicos. Despejaron -a Plaza los dos Alcaldes de la Nación Indica; Don Bartolomé de Rivas, Capitán, y Don- Antonio Alvarado Teniente de Milicias, con el Subdelegado Don Manuel María del Valle manejando soberbios caballos adornados con la magnificencia correspondiente á la que se vio en el día anterior. Seguianlo doce Toreros vestidos con chupas de raso liso guarnecidas de galon brillante de plata, y chaquetas de lama atisuada , y todos los demás operarios no menos galanos, á proporción. Concluido el Paseo, dio principio la diversión con algunos fuegos de artificio á que siguió la lid, en que se desempeñaron admirablemente los Toreros de la Nación.
Como la tarde, en que las Danzas y los Carros pasearon la Plaza, no era tiempo bastante para observar menudamente la regularidad de los movimientos, la agilidad con que los executaban, la propiedad, y gala de los vestidos, la increíble multitud de diamantes, y perlas que adornaban á cada uno de los que componían la, celebra Mascara; concurrieron en los dos siguientes días. al Palacio del Excelentísimo Señor Virrey , que asistió gustoso á la festiva demostración. Testificoles su Excelencia la complacencia que le causaba la grandeza, y el esmero con que tan justamente se habían distinguido en celebrar las glorias de su amable Soberano y les repartió, con aquella liberalidad que le es propia , considerable copia de monedas de Oro y Plata.
Tales fueron las solemnes fiestas con que la muy noble, y muy leal Ciudad de Lima, manifestó su gozo por la Coronación de su amado, y excelso Soberano , el SEÑOR DON CARLOS IV. Quiera el Cielo conservarlo por dilatado tiempo en el Solio para felicidad de estos Dominios, y concediéndole una numerosa descendencia, mantenerla en el Trono Soberano de España, y de las Indias hasta la consumación de los siglos.  (Arrese y Layseca 1790: 91-99)
     La participación indígena en estas fiestas nos hace ver, aparte de “mostrar su fidelidad” al Rey, que era la exigencia oficial, el grado de protagonismo que los indios moradores de Lima y sus alrededores habían alcanzado en esa época, cosa que no fue aceptada por los españoles residentes en esta ciudad, quienes en 1799 en una larga carta de peticiones al Rey solicitaron:
12 [...] que se declare por S. M. que en las funciones de Fiestas Reales en que los Alcaldes ordinarios hacen el despojo de la Plaza, como que siendo las funciones propias del Cavildo, ellos que están a su cabeza lo representan, no deben mesclarse los Alcaldes Indios en semejante, y pública función, ni su subdelegado, aunque el costo, y demostraciones de regocijo y lealtad se hagan por la Nación Indica. Nota: sobre el capítulo que antecede, nada más hay que añadir que es intolerable ver al Subdelegado, y Alcaldes Indios hacer Papel principal en la Plaza pública y alternar con los Alcaldes Ordinarios. [...] (En Barbón, Op.Cit.: 174).

                ¿Cómo fue posible que pudieran representarse tal variedad de danzas? ¿Existían grupos organizados que las practicaban? ¿Existían profesores de danzas? Estas preguntas no tiene respuesta en este texto, a lo más nos indican que de cierta manera se habían logrado preservar algunos caracteres culturales dentro de los habitantes de Lima pertenecientes a la llamada “nación índica”, tanto con respecto a los  “indios yungas”, como los “de la sierra”: lengua, instrumentos musicales “al uso de su nación” y, las músicas y danzas  más o menos mestizadas.

           En este artículo no hemos mencionado al yaraví, del que suponemos ya se conocía en Lima en esos años. En 1791, en la polémica que sobre el particular se hizo pública en las páginas de “El Mercurio peruano” se encuentra las letras de un yaraví traducido del quechua al castellano, lo que nos hace pensar que de algún modo esos yaravíes eran cantados, o al menos, conocidos en Lima.

Lamentablemente no he podido ubicar documentos que muestren aspectos de la vida cotidiana de los “indios urbanos” de Lima y alrededores. Sin embargo cabe preguntarse ¿Al interior de sus casas hablaban entre ellos español o sus idiomas nativos: quechua, aymara, cauqui, muchic (chimo)? ¿Qué platos componían su menú diario?, ¿Qué música hacían, que canciones cantaban?  Sólo puedo responder de manera hipotética pero afirmativa desde mi experiencia como migrante de Huaraz Lima, a inicios  la década 1970, y luego a Ginebra, Suiza, a mediados de la década de 1980 donde he podido observar un mismo patrón de comportamiento de los migrantes y su casi “subterránea” manera de conservar ciertos aspectos de su identidad.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Charney,  Paul (2001) Indian Society in the Valley of Lima, Peru, 1532-1824 New York, University Press of America.
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Cobo, Bernabé (1639) FUNDACION DE LIMA, ESCRIPTA POR EL PADRE COBO DE LA COMPAÑÍA DE JÉSÚS,

Coello de la Rosa,  Alexandre  (2006) Espacios de exclusión, espacios de poder: el cercado de Lima colonial (1568 -1606)

Concejo Provincial de Lima (1935) Libros De Cabildos de Lima
Denegri, Francisca (2004) El Abanico y la cigarrera Lima, IEP

Harth-Terre, Emilio (1973)  Negros e indios: un estamento social ignorado del Perú colonial. Lima, Editorial Juan Mejia Baca     
Lowry,  Lynn (1988) “RELIGION y CONTROL SOCIAL EN LA COLONIA: El caso de las indios urbanos de Lima, 1570 – 1620” En: Allpanchis Nº 32 Instituto de Pastoral Andina Sicuani – Cusco.
MONUMENTA PERUANA

“Padrón de los Indios que se hallaron en la Ciudad de los Reyes del Perú (1613-1614) hecho por comisión de don Juan de Mendoza y Luna, tercer Marqués de Montesclaros y XI Virrey del Perú (1607-1615)”,

Pérez Cantó,  Pilar (1982) La Población de Lima en el siglo XVIII Universidad autónoma de Madrid,

Romero, Carlos (1936) “Una supervivencia del Inkanato durante la Colonia” En: Revista histórica N° X: 76-94

Sas, Andrés (1970-1971) La música en la Catedral de Lima durante el Virreinato. Lima UNMSM – Casa de la Cultura del Perú

Terralla y Landa







[1] Cuando un texto consultado en bibliotecas peruanas, lo está en versión digital, hemos dado preferencia a la versión digital para facilitar el cotejo de datos por parte de nuestros lectores. 

[2] La palabra “taqui” tiene varias acepciones, la más generalizada servía para designar la música, el canto y la danza como un todo.
[3] El 17 de noviembre de 1534.
[4] ranchear es un término que se usado en la época, equivalente a robar.
[5] Han sido publicadas en la edición de 1888 del Primer Libro de Cabildos de Lima hecha por Enrique Torres Saldamando, Libro I Tomo III.
[6] “Tianguez” palabra de origen mexicano que se usaba para designar el mercado que se ubicaba en las plazas.
[7] Con respecto al adoctrinamiento que se realizaba en Lima, Lyn Lowry nos dice que hacia 1570, un padre jesuita solía salir con unos hermanos cada domingo en la tarde; recogían a los morenos de Lima y les enseñaban la doctrina y las oraciones (Monumenta  Peruana  I: 415). A la vez, otros hermanos estudiantes recogían a los indios (Anón. 1600:274. En: Lowry 1988:18).
[8](Anón. 1600:230-231. En: Lowry 1988:19).
[9] Se le denominó “El Cercado” porque estaba rodeado por altos muros de adobe. Tenía tres puertas que se cerraban de noche para evitar que alguien ingresara o saliera. 
[10]  https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=mdp.39015012899749;view=1up;seq=446LA POBLACIÓN DE LIMA EN EL SIGLO XVIII”En: Boletín Americanista XXIV-32, 1982, p. 383-407 Barcelona

[11] Como ejemplo reproduzco lo siguiente: El 14 de octubre de 1565 el ecónomo Fernando de Ribera pagó 6 pesos “a los Ys (indios) trompetas de Sulco (Surco) porque tañeron El día que se puso la primera piedra de la iglesia nueva y las vísperas que fue a catorze de Octubre de 1565 años”. Cuatro tocaron (ACL3, L. I. En: Sas 1970-1971:249)
[12] Sobre el particular puede leerse el artículo de Louise K. Stein “De Chacona, Zarabanda y La púrpura de la rosa” en Castillo Durante, Daniel (2002) y Borka Sattler Perú en su cultura Canadá Université de Otawa, Prom Perú
[14] AAL, Cofradías Leg. 32ª. Exp 46 Lima 1648, citado por Lévano (2004:113)
[15]Parra Ortiz,  Richard (2009) “Máscaras, armonía e imperio: Las fiestas de “naturales” Lima (siglo XVIII)” En: http://www.elhablador.com/dossier17_parra1.html



[17] Existen dos relaciones para esa fiesta: a) el informe oficial de todas las fiestas limeñas para Carlos IV escrito por Francisco de Arrese y Layseca por encargo del Virrey Teodoro de Croix titulada Descripción de las reales fiestas (ver supra) y b) la de Esteban de Terralla y Landa.
[18] Disponible en https://archive.org/details/elsolenelmediodi00terr