"La Crónica" 5 de febrero de 1913. |
EL SON DE LOS DIABLOS Y EL CARNAVAL DE 1913 EN LIMA
"La Crónica" 5 de febrero de 1913. |
El 5 de febrero de 1913 el diario "La Crónica", creado el año anterior, publicó en su portada dos fotos que ilustran las distintas maneras de festejar el carnaval en la Lima de entonces. Los carnavales en Lima han sido estudiados por el historiador sanmaquino Rolando Rojas quien escribió Tiempos de carnaval. El ascenso de lo popular a la cultura nacional (Lima, 1822-1922) publicado el 2005, libro de obligada lectura.
En la década de 1910, los tres días de carnaval "oficiales" (Domingo, lunes y martes) se festejaban con bailes de máscaras en el teatro Olimpo al compás de una banda de músicos y también en casa particulares. Comparsas de enmascarados recorrían los barrios y en vez de globos se utilizaban huevos. En "El Comercio" del 9 de febrero de 1910 se lee "en el crucero de las calles Loreto y Saloon (en La Punta), se realizó la fiesta popular de las "yungas" (yunsas) o árboles de carnaval. En esa misma edición leemos que en la calle Buenos Aires una cuadrilla de comparsas encabezada por el famoso moreno "Bisté" bailaba la infernal "danza de los diablos". Cerca de esa cuadrilla se encontraba otra comparsa de indios que también danzaban a su gusto y recogían no pocas monedas. La presencia en esos momentos de los gendarmes y su banda de músicos hizo que más de mil personas se congregaran.
A continuación, transcribo parte del artículo que "La Crónica" publicó el 5 de febrero de 1913. En próximos artículos, seguiremos tratando este apasionante tema.
EL SON DE LOS DIABLOSEl famoso Churrasco, satanás carnavalezco, tampoco se ha quedado atrás, sacando, como en años anteriores, su célebre mesnada de diablos danzantes, a pasear por las calles sus vestidos de colorines. Los chiquillos que se despatarran de gusto y admiración por estos enmascarados, completan su cortejo, marchando en grupo pintoresco y bullicioso á la cola de ellos y formándoles corro cuando empieza la famosa danza, danza osuna, de movimientos pesados, a saltos y vueltas cansadas. El diablo mayor, con su bordón de peregrino y su chillante pañuelo colorado, hace algunas cabriolas, observando casurramente tras de su máscara, cuál de los espectadores tiene más aspecto de generoso para tenderle á los pies, con mucha ceremonia, el pañuelo limosnero que recoge satisfecho y siempre bailarín cuando alguna moneda de a real ha caído sobre él. Duramente se divierten estos disfrazados, pues hombres y mujeres descargan sobre ellos baldazos, o lluvias de frejoles y maíz, cuando se ponen a tiro; pero ellos caminan muy pagados de su suerte, encantados de llamar la atención y pescar, de vez en vez, alguna monedita bondadosa que les ayude a cortar el pico.LOS EXTRANJEROSEn este año, mucho más que en los anteriores,los extranjeros han dado la nota alegre y bulliciosa. Muchos caballeros ingleses, alemanes, norteamericanos, vestidos de blanco, todos pintarrajeados han recorrido en coche la ciudad, arrojando globos y serpentinas....Los toreros españoles han dado repetidas pruebas de buen humor, y se han mojado hasta la saciedad. A todos los que no están acostumbrados á esta forma del juego, parece que les encanta el sistema y lo ponen en práctica con caluroso entusiasmo.DETALLE SIMPATICODos lindas gringuitas, en la calle de Santa Apolonia, tomaron el juego con tan colosal entusiasmo que no perdían ripio para arrojar globos a los transeúntes,con la graciosa particularidad de que no huían ante los proyectiles enemigos, animándose mucho más cuando les caía el agua. Era de verse la cara de gozo que ponían cada vez que un globo, certeramente disparado, las empapaba.,....MATAPERRADA CARNAVALESCAA la una de la mañana de ayer se formó en la esquina de La Merced un tole-tole endiablado. En el suelo, destrozado, estaba un gran retrato de la Calvé, célebre cantatriz francesa que el dueño del Bazar Pathé había colocado en la fachada de su edificio como "reclame" a los fonógrafos que vende. Los hechos sucedieron de la siguiente manera:Cuatro jóvenes de buen humor concibieron el audaz proyecto de bajar el cuadro, q' era de grandes proporciones, para observarlo de cerca. Uno de ellos prestó voluntariamente su espalda para que otro, subido en ella, procediera a cortar las sogas que retenían el cuadro a un clavo de la pared. Los cálculos salieron fallidos porque el cuadro pesaba más de lo que creían y, en el momento de desprenderlo totalmente, cayó al suelo junto con su raptor. El estrépito de los vidrios al hacerse añicos y de la madera al astillarse, fué endiablado. De todos los balcones salieron personas á indagar qué era lo que había turbado la calma de la noche de esa manera. El cuadro estaba sobre la línea del tranvía y los curiosos acudieron a ver lo que pasaba. Entre ellos vino un inspector de policía que no tuvo más recurso que regresarse porque el autor y los cómplices habían huido, á toda velocidad, por la calle de Gallos.UN INSPECTOR DETESTABLEMuchos de los desórdenes, abusos y desgracias que se producen tienen su origen en la ineptitud de ciertos individuos al servicio de la policía, que llegan a tal punto que hasta desconocen sencillas obligaciones de su cargo, que no desconocería una criatura de 8 años. Tal muestra de estos malos servidores es el inspector número 40 del cuartel 1º que hizo ayer servicio en la esquina de la Aurora y Yaparió, quien permitió, por su indolencia, que un individuo embriagado y con signos de idiotismo, después de haber arrojado una piedra sobre un grupo de muchachos, pasándole a uno de ellos por la cabeza y cayéndole en la pierna á un transeúnte, quedara en libertad, dejando a aquel idiota borracho, para que inspirado por su irresponsabilidad, sin duda, cometiese cualquier otra fechoría. El mayor de guardias llegó después, pero como el inspector no supiera darle cuenta del hecho, siempre quedó en libertad. Pero mayor indignación produjo el siguiente hecho en el ánimo de los que lo presenciaron: Uno de varios individuos de la peor especie sin duda, provisto de baldes con agua de colores se desprendió del grupo y se lo arrojó al rostro de un sacerdote, que cruzaba por la esquina de la Aurora. Tan insolente acción, en presencia del inspector citado, sólo movió a éste a indicarle al individuo que se retirara, dejándole sin el castigo que bien merecía, pues no hay derecho para ofender á ningún transeúnte en la forma vergonzosa en que se hizo.ALTERCADOSolamente a Candelaria Otoya se le pudo ocurrir voltejear por el Paseo de Aguas en días de Carnaval, y solamente á Manuel López púdole venir en gana molestar á la Otoya que se gasta un geniecilo de pólvora.—Que te mojo.—A que no.—Que sí te mojo.Y López intentó cargar con Candelaria para darle una inmersión en una acequia próxima. La mujercita volvióse entonces una feroz tintorera, y la emprendió á golpes contra su entusiasta pescador, lesionándole considerablemente. Manuel y Candelaria pasaron á la Comisaría del 5º.BORRACHO HERIDOLirio Jordán, vigilante de la línea del ferrocarril a Ancón, en uno de sus obligados merodeos, distinguió á alguna distancia el cuerpo de un hombre que yacía inmóvil acostado en tierra. El individuo así abandonado se encontraba en completo estado de ebriedad y presentaba dos heridas considerables, en ambos pulmones. Interrogado por la policía sobre su nombre, procedencia y causa de su lamentable estado, dijo llamarse Juan Mamerto, y que no recordaba absolutamente por parte de quien había sido herido, ni la hora y lugar en que se realizara el hecho. Mamerto fué trasladado inmediatamente al hospital «2 de Mayo.A PUÑADA LIMPIAUn oficial de caballería del ejército subióse a la azotea de su casa, ubicada en la calle de Trujillo, y de allí pasó á los techos del "Hotel Italia" con el propósito de situarse convenientemente para disparar con más certeza, hacia la calle, sus proyectiles carnavalescos. Fortunato Pérez, administrador del hotel, se indignó exageradamente por los gateos del oficial y dirlgéndose á él ofensivamente intentó arrojarlo del lugar á viva fuerza. Pero el miliciano que sabe concienzudamente para qué Dios le dió brazos, cogió a don Fortunato por el cuello y le sopló el moco de lo lindo. Oficial y administrador quedaron citados a comparecer ante el comisario de la jurisdicción.CONTRA EL TRANVIAEn la calle de la Totorita, uno de los amigos que acompañaban á Angel Cabezudo, díjole á éste:—Oye Cabezudo tú que tienes un poder formidable en la testa, métele un cabezazo a una de las lunas del tranvía. Tu cabeza es una piedra Ángel, con lo dicho, se sintió halagado en su amor propio; pero no queriendo arriesgarse á tan peligrosa prueba, tomose de aquello de que su cabeza y una piedra eran lo mismo, y cogiendo un descomunal guijarro lo arrojó sobre un carro urbano que pasaba en aquel momento, destrozando una de sus lunas y causando un verdadero susto á los pasajeros. El inspector Palomino núm. 39 cargó con Angelito á la Comisaría del 5º.COBARDESEl Inspector Ramírez num. 8, de servicio en la esquina de camarones, condujo a la Comisaría del 5ª a Pablo Reyes y Manuel Hernández, quienes hartaron a puntapiés a María Olivares y Matilde García en correspondencia á los baldazos de agua que éstas les arrojaran.INSOLENTESEmiliano Paredes, Manuel García y Miguel Silva, más borrachos que tres cubas, fomentaron un grave escándalo en la calle de las Cómodas, emprendiéndola á mojicones contra el inspector Taife y otros inspectores más que acudieron á reprimir el desorden.
"La Prensa" también publicó una reseña de los tres días de carnaval. Hizo una descripción del carnaval de los barrios populares en éstos términos:
El carnaval de los pobresDentro de la nota alegro y bulliciosa de! carnaval limeño, lo más típico, más sonoro y de más color es sin duda el carnaval del pobre. Ellos los "malambinos" y los "cocharquinos" y pobre de otro barrio no alcanzan á comprender la necesidad del chisguete, de agua y olor y se contentan con el "baldazo" la harina de trigo y la "gallina muerta" arrojada á los pies del enemigo en fuga para obligarle a pararse y allí convertido "en sopas" según propia y gráfica expreción popular.Los bandos en los callejones, bajo el adorno de los titilantes quita-sueños, se organizan con gran anticipación y llegada la hora propicia comienza el feroz combate que en veces tiene su bullicioso termino de gresca.Este año, como todos, ellos que no necesitan preparación de ánimo ni acumulamiento de materiales carnavalescos, –pues que les basta un caño y un balde– esperan con nerviosa impaciencia el clarear del domingo, aligerada la ropa, retozona la sonrisa y con un completo y feliz olvido de si mismo.
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